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El arma secreta de China para atacar cualquier punto de EEUU desde sus submarinos nucleares

Los submarinos nucleares chinos de clase Jin han adaptado los misiles balísticos intercontinentales JL-3, que tienen un alcance de unos 10.000 km.

El tablero geopolítico está que arde y los desarrollos armamentísticos, también. Más allá de la guerra de Ucrania, donde se están poniendo a prueba algunas de las tecnologías que marcarán el futuro de los conflictos bélicos, como el ‘terminator’ de la OTAN que España ya tiene en su Ejército o los drones kamikaze, hay otros puntos calientes. El más relevante a largo plazo es el ajedrez entre Estados Unidos y China, que buscan afianzar su dominio militar en un juego constante entre la amenaza y la disuasión.

Si EEUU saca pecho con su último portaviones nuclear, el más grande y potente del mundo, China sigue desarrollando misiles balísticos intercontinentales cada vez más potentes, capaces de hacer sombra a los Minuteman estadounidenses y al Satán ruso. Se trata de los misiles JL-3, que pueden alcanzar cualquier punto del país presidido por Joe Biden desde zonas costeras chinas gracias a su alcance de 10.000 km.

Según desveló la semana pasada en una conferencia de prensa celebrada en Washington el almirante Sam Paparo, “los seis submarinos chinos de clase Jin están ahora equipados con misiles balísticos intercontinentales JL-3”. En palabras del Comandante de la Flota del Pacífico de Estados Unidos, estos proyectiles “fueron construidos para amenazar EEUU“.

Prueba del misil balístico intercontinental JL-3

Prueba del misil balístico intercontinental JL-3 South China Morning Post Omicrono

La existencia de estos misiles se conocía desde hace años, pero en teoría estaban destinados a formar parte del arsenal de los próximos submarinos desarrollados por la Armada del Ejército Popular de Liberación de China (PLAN), que entrarán en servicio a partir de 2025.

Sin embargo, su presencia en los actuales submarinos nucleares Tipo 094 de China aumenta el nivel de amenaza, ya que implica la adquisición definitiva de la posibilidad de atacar ambas costas de Estados Unidos desde sus propias aguas costeras.

La gran ola

El inicio del desarrollo de los misiles Julang (“gran ola” en chino) se remonta a finales de los años 60 del pasado siglo, cuando China empezó la investigación para, al menos, igualar la capacidad de los misiles balísticos de alcance intercontinental lanzados desde un submarino (SLBM) de Estados Unidos, muy por delante del gigante asiático en esa época.

El diseño y los primeros prototipos del JL-1 se llevaron a cabo durante la década de 1970, con un primer lanzamiento desde tierra el 30 de abril de 1982. Ese mismo año, el PLAN logró un lanzamiento exitoso desde un submarino de la clase del Proyecto 629A (conocida como Golf en occidente). El alcance de estos misiles con cabeza nuclear, de 14.700 kilogramos de peso, estaba entre los 1.700 y los 2.500 kilómetros.

Misil balístico intercontinental JL-2

Misil balístico intercontinental JL-2 PLAN

La segunda generación de los SLBM chinos, los JL-2, son la variante naval de los DF-31 y se desarrollaron en paralelo. Son misiles de tres etapas propulsados por combustible sólido, que alcanzan las 42 toneladas y los 13 metros de longitud. Como carga útil puede llevar una única ojiva de un megatón, o entre 3 y 8 MIRVs, vehículos de reentrada a la atmósfera que pueden atacar objetivos múltiples e independientes.

Su alcance máximo llega a los 7.200 kilómetros, por lo que que los submarinos chinos de la clase Jin podían atacar desde 2015 partes de Alaska desde zonas cercanas a China. Sin embargo, para atacar la costa este de los Estados Unidos, la flota china debía exponerse a una detección casi segura por parte del Pentágono, ya que para ello tendría que adentrarse en aguas al este de Hawái.

Mayor alcance

En los últimos años, China ha acelerado considerablemente el desarrollo de la tercera generación para modernizar sus fuerzas nucleares estratégicas. El JL-3, versión submarina del Dong Fen (DF-41)realizó un primer vuelo de prueba en 2018. Han tenido lugar, al menos, otros tres test, aunque el secretismo suele ser la norma en todo lo que se refiere al armamento chino y se desconocen la mayoría de sus especificaciones y características principales.

Lo que sí se sabe, según fuentes del Departamento de Defensa de EEUU citadas por The Washington Post, es que utiliza combustible sólido, tiene un alcance cercano a los 10.000 km y, presumiblemente, podrá utilizar múltiples vehículos de reentrada con objetivos independientes.

Un par de DF-41 en un desfile

Un par de DF-41 en un desfile PLA

El último de esos lanzamientos, que tuvo lugar en diciembre de 2021, fue monitoreado por satélites de inteligencia estadounidenses, además de buques y aviones desplegados en el Pacífico, que realizaron el seguimiento de la trayectoria de vuelo desde el mar de Bohai hasta el desierto del Gobi.

El JL-3 fue desarrollado específicamente para los submarinos del Tipo 096, que ya se están construyendo y entrarán en servicio a partir de 2025, aunque la armada china los ha podido integrar y adaptar a los seis submarinos de clase Jin de los que dispone. Cada Tipo 094 puede llevar 16 misiles JL-3, mientras el Tipo 096 aumenta esa cifra hasta 24 misiles, según un informe del Pentágono sobre las capacidades militares chinas.

El capitán retirado de la Navy James E. Fanell, declaró en su día a The Washington Post que estos misiles “no son sólo una demostración de los avances que la Armada del Ejército Popular de Liberación ha llevado a cabo en la tecnología SLBM, sino que es una declaración a los Estados Unidos y al mundo por parte de Pekín de su intención estratégica de mantener a América en riesgo por el chantaje nuclear“.

Eso sí, cabe precisar que, pese al drástico aumento del alcance, los submarinos chinos no serán capaces de alcanzar el territorio continental de EEUU con un JL-3 desde el Mar de China Meridional. Para poder ‘tener a tiro’ cualquier parte del país norteamericano, el submarino tendría que lanzar el misil desde el mar de Bohai, una zona más cercana a Corea del Sur y Japón y, por tanto, más vigilada por Estados Unidos y sus aliados frente a posibles incursiones chinas.

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