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El científico boliviano estudiando y trabajando en China hizo realidad un Camino de los Andes satelital

BEIJING, 20 ene (Xinhua) — “Yo no decidí venir a China a estudiar la ciencia y la tecnología, sino que fue el destino”, comenta Marco Antonio Cabero Zabalaga, un investigador boliviano que se ha convertido en parte del desarrollo científico y tecnológico de China debido a un proyecto satelital binacional.

Según Cabero, la cooperación internacional en ciencia y tecnología le ha abierto nuevas oportunidades de crecimiento personal y profesional, y a su vez, quiere usar sus conocimientos para construir un puente entre China y América Latina para intercambiar conocimiento y transmitir información.

En 2010, China y Bolivia firmaron un acuerdo sobre un proyecto de cooperación satelital para entregar al país suramericano un satélite de comunicaciones y sistemas de medición, control y aplicación en tierra.

Al enterarse de un concurso nacional para elegir investigadores que recibirían entrenamiento especializado en la industria espacial en China, “no lo pensé dos veces, me postulé al concurso y me clasifiqué entre unos sesenta becarios que vendrían a China”, recuerda Cabero.

Antes de 2012 había recibido invitaciones para estudios de posgrado e incluso trabajo en Francia, Alemania y Estados Unidos en las áreas de microcontroladores, instrumentación y diseño electrónico, pero no aceptó ninguna de esas ofertas hasta que apareció el concurso que abría la posibilidad de viajar a China para diseñar el primer satélite de comunicaciones de Bolivia y aprender acerca de esta tecnología, que para entonces “era todo un misterio” para él.

Cabero tiene 38 años, y es especialista en ciencia electrónica. Recibió entrenamiento multidisciplinario en China y aprendió “mucho” acerca de ciencia de materiales, combustión, diseño de órbitas y mecánica espacial, entre otras áreas, así como el idioma y la cultura del país asiático.

De acuerdo con el científico, desde que pisó el suelo de China entró en contacto directo con su gente, su cultura y sus tradiciones. Percibió su desarrollo tecnológico y se conectó con varios profesores a través de los cuales entendió la visión a futuro que China tenía en cuanto al tema científico y tecnológico.

Después de un año de entrenamiento, volvió a su país. “Mi vida ya estaba hecha. Pero creo que aún quería mayores retos, y en cierta forma, ser parte de la revolución científica y tecnológica que estaba pasando en China”, relata.

Así que, en aquel momento, decidió dejar todo atrás, la universidad donde llevaba diez años trabajando como profesor y una industria a la que ya había dedicado siete años, y luego regresó a China para cursar un doctorado y un posdoctorado, con la mente puesta en hacer realidad lo que para entonces “veía solo en películas de ciencia ficción”.

Cabero, que se ha beneficiado directamente de la cooperación científica y tecnológica internacional, también quiere transmitir esta buena suerte a más personas. En 2018 fundó, junto con varios académicos, industriales e investigadores, el Camino de los Andes para la Ciencia y la Tecnología.

Según el investigador, la idea de la organización hace referencia a los antiguos caminos que conectaban a varios países de Suramérica y por los cuales se intercambiaban y comunicaban bienes y conocimientos.

“Nuestra idea era justamente recuperar ese concepto práctico, inclusivo y comunicativo del conocimiento y llevarlo al campo de la ciencia y la tecnología”, explica.

La organización cuenta con miembros de diferentes naciones, de diferentes edades y también de diferentes áreas del conocimiento, quienes tienen la confianza en que la ciencia y la tecnología pueden traer muchos beneficios no solo a Bolivia sino a toda la región latinoamericana.

“China está fomentando el desarrollo de la ciencia y la tecnología para convertirse en una potencia mundial en este aspecto”, señala el boliviano, quien elogia la actitud abierta de China a la colaboración.

“La colaboración entre países con más tecnología puede beneficiar a los países que no cuentan con ella, por ejemplo en el tema de la lucha contra enfermedades, brindando más seguridad a la población, y utilizando la ciencia de una forma práctica para el beneficio de la gente”, resalta.

La cooperación satelital ha permitido la llegada de señales de comunicación a zonas remotas de Bolivia, dando al pueblo boliviano un mayor acceso a servicios como Internet, educación y atención sanitaria, y el intercambio de talento científico y tecnológico entre China y América Latina ha dado a más científicos un escenario para mostrar su talento.

En la actualidad, China cuenta con mecanismos de cooperación científica y tecnológica con más de 160 países y regiones, participa en más de 200 organizaciones internacionales y mecanismos multilaterales, y contribuye cada vez más a la innovación científica y tecnológica mundial.

China está promoviendo los intercambios y la cooperación internacional en materia de ciencia y tecnología con una mentalidad más abierta, y también iniciativas para promover el beneficio mutuo y el intercambio.

“Me gustaría invitar a los amigos chinos y latinoamericanos a trabajar juntos para la construcción de una comunidad de futuro compartido basado en la ciencia, la tecnología, la educación y la cultura”, concluye Cabero, refiriéndose a sus expectativas para el futuro.

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