Pangea Aerospace es una startup aeroespacial especializada en el desarrollo de sistemas de propulsión (motores) para cohetes y satélites. La compañía, fundada en 2018, dispone de sede en Barcelona y Toulouse y actualmente emplea a cerca de 40 profesionales.
Lo que Pangea Aerospace tiene de especial es que ha logrado por primera vez en la historia encender un motor aerospike con biometano y oxígeno líquido. Esto, en palabras que todos podamos entender, significa que han desarrollado una solución tecnológica para hacer que los vuelos espaciales sean más eficientes y sostenibles.
¿Por qué? En primer lugar, y puede que como punto más importante, estos motores permiten que los cohetes sean reutilizables. En segundo lugar, dado que las piezas se producen mediante impresión 3D, los modelos son fácilmente escalables. En tercer lugar, al utilizar combustibles verdes reducen un 50% la emisión de CO2 respecto los motores convencionales de queroseno.
Por si todo esto fuera poco, el sistema que Pangea Aerospace ha desarrollado necesita llevar menos combustible en el vehículo, lo que significa más espacio para carga útil —concretamente puede trasportar un 15% más—.
Así, según datos de la empresa, se mejora la rentabilidad de cada lanzamiento un 40%.
Con esta perspectiva, la startup española Pangea Aerospace se ha colocado en una posición dominante que probablemente le catapultará a ser uno de los grandes players del sector, liderando el futuro de la industria aeroespacial y de los sistemas de propulsión.
Es la frase que se puede leer cuando llegas a las instalaciones de la compañía en Barcelona. “No hemos reinventado la rueda”, asevera el cofundador y CEO, Adrià Argemí. Lo que sí han hecho es ‘repensar’ la manera en la que los motores aerospike pueden funcionar.
Un poco de historia: este tipo de motor se empezó a investigar en los años 60-70 del siglo pasado, la ‘época dorada’ del sector aeroespacial, sobre todo porque, en palabras del directivo, parecía que “el dinero para la NASA era infinito”. El interés por esta tecnología radicaba en su eficiencia, ya que al ser más eficiente se consumía menos y, por lo tanto, más carga útil podía llevar tu cohete.
En aquel momento el programa Apolo, las míticas misiones lunares que hoy quieren retomar con el Artemis, estaba en pleno auge y pensaban que con estos motores Aerospike podrían llevar más carga a la Luna.