¿Qué pasa cuando un evento cultural importante, decide defender el uso de la inteligencia artificial en la escritura? El NaNoWriMo, el evento literario que desde hace años inspira a miles de escritores a crear una novela en un mes y que se considera la cita de escritura más global del mundo, se ha visto envuelto en una controversia que ha sacudido a la comunidad creativa.
¿Es justo llamar “clasista” o “capacitista” a quienes se oponen a que las herramientas de IA como ChatGPT formen parte del proceso literario? Eso es justo lo que ha hecho la organización tras admitir por primera vez el uso de estas herramientas y recibir multitud de críticas. El cisma y el debate, está abierto.
Con el auge de la inteligencia artificial generativa, la duda sobre su lugar en el mundo del arte se ha intensificado. Y ahora, el corazón de este debate reside en el NaNoWriMo, cuya defensa del uso de la IA para democratizar y acelerar la escritura ha sido recibida con críticas contundentes. Puede que la división entre los defensores y detractores de esta tecnología refleja una lucha más profunda sobre lo que significa ser creativo en la era actual.
Todo aconteció así. El NaNoWriMo publicó recientemente una nota de prensa afirmando que oponerse al uso de herramientas de IA en la escritura es “clasista y capacitista”. Según la organización, condenar categóricamente la IA sería “ignorar problemas de clase y discapacidad”, argumentando que “no todos los bolsillos tienen las mismas capacidades” y que las herramientas de IA pueden aliviar la carga económica de contratar asistentes humanos que algunos escritores sí que hacen para labores de corrección.
A ello se suma la posibilidad de la IA para acelerar el proceso de escritura para personas con problemas motores, neurológicos o de desarrollo.
Sin embargo, no todos en la comunidad creativa lo ven de la misma manera. La reacción ha sido inmediata y fuerte. Autores y escritores en redes sociales como X (anteriormente Twitter) y Reddit han criticado la postura, acusando a NaNoWriMo de trivializar los desafíos que enfrentan los escritores discapacitados y de alentar el uso de una tecnología que, según ellos, explota el arte humano.
Daniel José Older, arquitecto de historias de Star Wars: The High Republic, renunció a su puesto en el jurado del evento, alegando que la postura de la organización era incompatible con sus valores.
El uso de herramientas de inteligencia artificial, especialmente las generativas como ChatGPT o Claude, se ha convertido en un tema caliente dentro de la comunidad creativa.
Muchos escritores creen que estas tecnologías no son más que una forma de aprovecharse del trabajo de los artistas. Como Chuck Wendig, autor de Star Wars: Aftermath, señaló en declaraciones al portal The Verge que: “La IA generativa no empodera al artista, no empodera al escritor, sino a la industria tecnológica”. Para Wendig, la IA no crea arte, sino que “roba contenido para reconfigurarlo, haciendo un Frankenstein del arte y la historia”.
Pero más allá de las consideraciones artísticas, lo que ha enfadado a muchos es la insinuación de que los escritores discapacitados dependen de la IA para crear. Algunos autores con discapacidades se han manifestando, expresando que la declaración de NaNoWriMo perpetuaba estereotipos dañinos sobre sus capacidades.
Este no es el primer tropiezo público de NaNoWriMo. En los últimos años, la organización ha enfrentado críticas por falta de transparencia en cuestiones graves, incluyendo su relación con patrocinadores que promueven herramientas de IA para la escritura.
En respuesta a la actual ola de críticas, el NaNoWriMo ha ajustado su postura sobre el uso de la IA, afirmando que están “preocupados por el abuso actual de la IA” y que su uso a veces “entra en conflicto claramente con nuestros valores”.