Tener acceso a una fuente de energía inagotable que nos saque de la crísis energética y que reduzca las emisiones de los gases de efecto invernadero es un sueño que podríamos estar rozando con los dedos. Una compañía financiada por Bill Gates y Jeff Bezos y el prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT) han llegado a un acuerdo de colaboración para los próximos cinco años con el objetivo de desarrollar un prototipo de central de fusión nuclear comercial en 2025.
El Centro de Ciencia del Plasma y Fusión del MIT (PSFC) presentó el pasado septiembre un revolucionario imán superconductor capaz de hacer que los reactores nucleares gasten menos energía que la que necesitan para funcionar, algo vital para su desarrollo a nivel comercial. En la creación de este imán también participó Commonwealth Fusion Systems (CFS), una escisión del propio MIT que entre sus inversores cuenta con figuras tan importantes como Bill Gates y Jeff Bezos.
“Esta ha sido una colaboración increíblemente eficaz que ha dado lugar a un gran avance para la fusión comercial con la demostración exitosa de la revolucionaria tecnología de imanes que permitirá el primer dispositivo de fusión de energía neta comercialmente relevante del mundo: SPARC, actualmente en construcción”, dice Bob Mumgaard, director general de CFS. “Esperamos con interés esta siguiente fase de la colaboración con el MIT mientras abordamos los retos críticos de investigación que tenemos por delante para los siguientes pasos hacia el desarrollo de la planta de energía de fusión.”
En la fusión nuclear dos átomos se unen para formar uno más grande liberando enormes cantidades de energía en el proceso. Este fenómeno que sucede de forma natural en el Sol es muy dificil de reproducir aquí en la Tierra. Para conseguirlo usamos reactores de fusión que replican esta reacción mediante dos isótopos del hidrógeno (el deuterio y el tritio) que se introducen en una cámara que los transforma en plasma al calentarlos a 100 millones de grados.
Contener este plasma y evitar que quede suspendido o entre en contacto con algún sólido es fundamental. Los reactores están equipados con potentísimos imanes que consiguen guiar el plasma creando un poderoso campo magnético que emplea enormes cantidades de energía.
El nuevo imán superconductor funciona sin resistencia. Su campo magnético es lo suficientemente potente (20 teslas) para controlar el plasma con un consumo de solo 30 vatios, frente a los 200 millones de vatios que pueden necesitar los imanes que se usan habitualmente. El nuevo acuerdo servirá para acelerar el desrrollo de SPARC, un prototipo de reactor de fusión comercial que usará estos imanes y que, según afirman desde el PSFC, podría estar funcionando en 2025.