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El nuevo Odyssey Neo G9 de Samsung

El nuevo Odyssey Neo G9 de Samsung es uno de los primeros monitores basados en un panel Mini-LED, que trae importantes mejoras en la calidad de la imagen.

Mini-LED ha sido una de las innovaciones más comentadas en el último año y medio, como una alternativa más accesible que las pantallas OLED. La clave está en que el concepto detrás de Mini-LED no se aleja demasiado de los paneles LED convencionales, y eso lo hace más fácil y barato de producir.

Ahora, Samsung ha implementado Mini-LED en uno de sus monitores gaming más deseados, el Odyssey G9, para convertirlo en el Odyssey Neo G9, pero, ¿es un cambio a mejor?

Tecnología Mini-LED para una imagen superior

Durante años, los paneles OLED han ofrecido la mejor calidad de imagen por una simple razón. Cada píxel individual es capaz de encenderse y colorearse por separado. Esa es una gran diferencia respecto a los paneles convencionales, que están divididos en capas; la primera es una capa de luces blancas que iluminan la capa de píxeles de colores. La gran ventaja de las OLED, por lo tanto, es que permiten obtener negros y contraste “perfectos”, ya que cada pixel se puede apagar en solitario, mientras que un panel normal siempre estará iluminado incluso si muestra negro.

Mini-LED trae una solución a este problema. La idea es la misma que un panel convencional, pero la cantidad de luces blancas se ha aumentado exponencialmente. Por ejemplo, este Samsung Odyssey Neo G9 tiene nada menos que 2048 zonas de atenuación local; eso significa que cada una de esas dos mil zonas se puede encender y apagar por separado, mejorando enormemente el contraste y la representación de los negros, estos últimos con unos niveles máximos de 12 bits.

A esto hay que sumar las tecnologías propias de Samsung, que cómo no, parte de la base de uno de sus paneles VA como es habitual en la marca, usando tecnología Quantum Matrix; con todo esto, Samsung presume de “Quantum HDR 2000”, es decir, que el brillo alcanza un tope de 2.000 nits, lo cual lo deja en la parte más alta del sector sobre el papel.

En mis pruebas, la verdad es que no he tenido quejas con el brillo, aunque hay que aclarar que los 2.000 nits son un “pico”; en la práctica, eso sólo se alcanzará en escenas determinadas y cuando reproduzcamos contenido en HDR. El brillo normal es de 420 cd/m2, y eso es más “normal”.

La gran pregunta, por lo tanto, es si este panel Mini-LED ha conseguido que me olvide de los OLED y la respuesta es: “casi”.

Increíble calidad de imagen, pero no perfecta

Antes que nada, algo de contexto: estoy comparando esta pantalla con las mejores OLED que he probado, no con monitores gaming convencionales. A esos los supera y por mucho, hasta el punto de que la comparación directa es algo ridícula.

En el aspecto técnico, este Odyssey Neo G9 me ha presentado las mejores imágenes que he visto en un monitor gaming hasta ahora, en cuestión de contaste, brillo y tratamiento de los negros. Es realmente sorprendente, una experiencia que se acerca mucho a las OLED, pero sin llegar a alcanzarlas.

En escenas oscuras, los diferentes niveles de negros permiten distinguir elementos en la sombra y perderse otros, dependiendo de lo mucho que estén iluminados, con gran realismo. Realmente me ha sorprendido hasta qué punto el cambio a Mini-LED ha mejorado ese tipo de detalles. El contraste también es muy bueno, y eso lo notaremos en escenas con fondos en negro, por ejemplo.

No es perfecto. Un momento en el que me di cuenta de las limitaciones de Mini-LED fue en la representación de chispas; en un monitor OLED, cada chispa está iluminada de manera individual y el resultado es impecable, pero en este monitor cada chispa tiene un ‘halo’ de luz, y en su conjunto algunas partes que deberían ser negras obtienen un tono anaranjado. No es algo que distraiga ni afecte demasiado a la experiencia, pero es el tipo de cosas que te das cuenta si has probado una OLED alguna vez.

A veces me gustaría ser capaz de borrar mi mente de manera selectiva antes de probar un producto, y esta es una de esas ocasiones. Sin la referencia de la OLED, esta sería la mejor pantalla que habría probado con mucha diferencia, al menos en los aspectos que he hablado.

Incluso cuando no es la mejor, sigue estando muy arriba, como con el tratamiento de los colores. No es que Samsung me haya decepcionado, pero es cierto que está por debajo de otros monitores como el que recientemente probé, el Philips 329M1RV, en la cantidad de colores que cubre. Aunque un 95% de la gama DCI-P3 hubiera sido puntero hace un par de años, hoy la competencia está tan arriba en ese aspecto que se queda sólo un poquito corto.

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