El rumoreado caza hipersónico ultrasecreto ruso puede tener una nueva arma electromagnética

Citando fuentes de la industria rusa, medios de comunicación moscovitas afirman que la Corporación de Aeronaves Rusa MiG está progresando en su nuevo avión de combate de sexta generación, un caza invisible que supuestamente alcanzará Mach 4.3. Según esta fuente, el MiG-41 es un avión hipersónico que dependerá de un nuevo tipo de motor de detonación rotatoria que le dará una velocidad y potencia inigualable para sus rivales norteamericanos y chinos.

El avión, afirman, también contará con un cañón de pulso electromagnético capaz de derribar otros aviones y drones a larga distancia. Sin embargo, todas estas noticias deben tomarse con una gran dosis de escepticismo. Aunque Mikoyan ciertamente tiene una gran capacidad de ingeniería, el estado de la industria de defensa rusa está en ruinas y es casi seguro que el MiG-41 permanecerá en la mesa de diseño hasta que pase la guerra con Ucrania y el país se recupere de su actual crisis económica y tecnológica que le ha obligado a depender de países paria como Irán y Corea del Norte para obtener armamento militar.

Según medios como Izvestia —el antiguo órgano de propaganda del Soviet Supremo de la Unión Soviética que ahora se autodefine como un “periódico nacional”— la Mikoyan Aircraft Corporation está avanzando a buen ritmo con el programa PAK DP. La iniciativa tiene como objetivo crear un sucesor del mítico MiG-31, supuestamente usando tecnología aeroespacial avanzada.

La idea de una compañía que ha sido uno de los pilares de la historia de la aviación rusa es el desarrollo de un vehículo capaz de alcanzar velocidades hipersónicas llegando a 4,3 veces la velocidad del sonido. Esta hazaña dependerá de la integración de un motor de detonación giratorio. Este motor tiene el potencial de proporcionar un gran aumento en eficiencia y velocidad en comparación con los motores a reacción convencionales, haciendo que el combustible explote de forma constante en una cámara especialmente diseñada para producir empuje a partir de las ondas de choque de estas pequeñas detonaciones.

Aunque ya hay motores de detonación en fase de prueba en EEUU, China y en Japón, es la primera noticia que hay sobre este tipo de propulsión en Rusia. Además de este motor, necesitarán desarrollar materiales para soportar la fricción del aire a velocidad Mach 4.3. Moscú cuenta con extensa experiencia en el desarrollo de misiles hipersónicos pero el MiG-41 —si es real— sería su primera aeronave de estas características.

¿Es posible un cañón EMP en un caza?

La otra información notable es la supuesta existencia de un cañón de alta energía capaz de emitir un pulso electromagnético (EMP). En teoría, este arma lanzaría un haz de radiación electromagnética, podría desactivar teóricamente los sistemas electrónicos de aviones enemigos y vehículos aéreos no tripulados (UAV) a grandes distancias.

La idea de equipar un avión de combate con un cañón EMP añadiría una nueva dimensión a la potencial superioridad aérea de este avión. Permitiría la neutralización de amenazas sin proyectiles físicos ni contacto directo. Sin embargo, este rumor sigue siendo especulativo y no ha sido confirmado por el ministerio de defensa ruso ni por las agencias de inteligencia occidentales. No existe información concreta sobre el desarrollo, las pruebas y el posible calendario operativo tanto de la aeronave como de su armamento.

Razones para el escepticismo

Aunque esto puede ser producto del lógico secretismo de un programa militar de esta envergadura, también existe un escepticismo que surge del lamentable estado actual de la industria de defensa rusa producto de la crisis económica, la corrupción, el bloqueo occidental y la invasión ilegal de Ucrania que ha provocado pérdidas militares continuas al régimen de Vladímir Putin.

Es difícil creer la capacidad de Rusia para ejecutar estos desarrollos militares de vanguardia. La dependencia de la tecnología occidental subraya las amplias limitaciones a las que se enfrenta el sector de la defensa de Moscú. Una prueba clara es la vergonzosa dependencia de parias como Irán y Corea del Norte para obtener suministros militares de baratillo como drones y artillería.

La situación se complica aún más por las sanciones económicas impuestas por los países occidentales que ha llevado a una escasez de componentes críticos necesarios para el desarrollo de equipo militar sofisticado, lo que ha obligado al país a buscar alternativas que no pueden servir para este tipo de desarrollos.