La industria automotriz se encuentra en medio de una transición hacia un modelo de transporte más sostenible y cuidadoso con el medioambiente, destacó el director de la división Power Systems para el Clúster Andino en Schneider Electric, Andrés Diaz.
A nivel mundial, China, Europa y Estados Unidos lideran el mercado de la movilidad eléctrica y desde hace algunos años este proyecto se viene implementando en los países de América Latina, como Colombia, Brasil, Chile, Perú y Bolivia, señaló.
“La electromovilidad es importante en nuestro entorno al ser una solución para la crisis climática que enfrentamos”, comentó.
En otro momento, comentó que además del crecimiento en las ventas de vehículos eléctricos, también se debe considerar algunos desafíos asociados con la óptima infraestructura.
“Todo el sistema de transporte es responsable de la contaminación con cerca del 27% de las emisiones globales de carbono. Por ello, es fundamental y estratégico tener un cambio rápido en la infraestructura del transporte”, explicó Andrés Diaz.
En ese sentido, uno de los proyectos del Plan Nacional de Masificación de Infraestructura de Carga, elaborado por Aedive Perú, plantea que con 16.5 millones de dólares se podría instalar alrededor de 49 electrolineras de carga rápida, distribuidas cada 50 kilómetros a lo largo de la Panamericana Norte y Sur de Lima, refirió.
“Es importante darle la magnitud y el impacto que sería contar con una electrolinera de carga rápida cada 50 kilómetros, ya que es más que suficiente para la demanda de aquí en varios años. (…) Con un esfuerzo público-privado se puede hacer posible esta infraestructura de carga”, refirió el gerente de Ventas para Perú y Bolivia de la unidad Power Systems, de Schneider Electric, Edwin Zorrilla.
Es así que apuntó que para realizar este tipo de optimización de carga se puede empezar con 15 o 20 estaciones, en lugares que generen gran impacto, como las rutas Lima-Ica o Piura-Chiclayo.
Asimismo, destacó tres puntos a tener en cuenta:
1.- La regulación y la promoción de una estandarización e interoperabilidad para maximizar el futuro de carga.
2.- Dar incentivos a la infraestructura de carga de manera similar a la que se da a los vehículos eléctricos (exoneración de impuestos o actualización de legislación).
3.- Facilitar los incentivos al sector privado para que puedan invertir y optimizar el plan. Por ejemplo, a los centros comerciales, que pueden invertir en un cargador rápido y muchos de ellos ya tienen la potencia suficiente.
Cargas para flotas
En esa misma línea, a fin de satisfacer las necesidades del mercado automotor de vehículos eléctricos, ya se encuentra EcoStruxure for eMobility, una óptima solución integral que permite cubrir toda la cadena de valor de la electromovilidad, dijo.
“Se trata de un modo de carga inteligente o de gestión de abastecimiento que permitirá cargar cuando la tarifa eléctrica sea menor, sin generar un pico de potencia, monitoreando la flota, teniendo en cuenta cuántos vehículos son y qué energía necesita cada uno, pues se puede reducir la fuerza instalada a la mitad”, explicó.
Zorrilla señaló que “el sector eléctrico representa poco más del 20% de energía y casi el 70% de hidrocarburos, por lo que se tiene una altísima dependencia hacia ellos, siendo momento de girar el timón”.
Finalmente, dijo que si bien este cambio tomará tres o cuatro décadas, el proceso de transición debe comenzar lo antes posible de forma óptima, organizada y acelerada.