La miopía es una enfermedad que hace que nuestra visión lejana sea borrosa y empeore con los años. Aunque en muchos casos es hereditaria, en la actualidad se observan más niños con esta afección, sin tener antecedentes familiares, advirtió el Dr. Tomás Gálvez, oftalmólogo pediatra del Hospital Guillermo Almenara del Seguro Social de Salud (EsSalud).
“Los casos de niños con miopía han aumentado considerablemente y el común denominador en estos casos es el uso prolongado de dispositivos electrónicos, sobre todo de celulares y tabletas desde temprana edad. Antes, tres de cada 10 niños tenían miopía, hoy la padecen siete de cada 10”, sostuvo el especialista.
Un niño miope es un potencial paciente que padecerá alguna enfermedad oftalmológica crónica como el desprendimiento de retina, glaucoma o cataratas. Por ello, el oftalmólogo de EsSalud recomendó que el menor se haga un estudio de la vista al menos una vez por año durante su crecimiento y previo al inicio del año escolar; este examen permitirá detectar enfermedades en su etapa inicial.
“Otro cuidado que deben tener los padres es al momento de comprar televisores. Suelen ser de pantallas excesivamente grandes y son ubicados en departamentos pequeños, por lo que el niño se acostumbra a ver imágenes grandes y cuando va al colegio presenta dificultades al intentar ver la pizarra”, explicó.
Sin embargo, el problema con el uso de estos aparatos desde muy pequeños no es solo físico sino también tiene implicancias en su crecimiento, ya que la sobreexposición al tipo de luces que se desprenden de las pantallas dificulta el adecuado sueño del menor y limita las actividades que pueda realizar.
Es de vital importancia que los padres estén atentos a sus hijos cuando:
Se acerca al televisor o a la pizarra para poder ver mejor o entrecierra los ojos para tratar de ver mejor.
No reconoce objetos o personas a larga distancia.
Dice ver de manera borrosa.
Tiene los ojos rojos y secos, frotándoselos con frecuencia.
Dolores de cabeza frecuentes.
En caso observe alguno de estos comportamientos, lleve a su niño a un especialista, ya que lo más importante es la detección oportuna para determinar el tratamiento y cambio de hábitos, los mismos que deberán ser guiados responsablemente por los padres.
“Los niños de cero a dos años no deben estar expuestos a ninguna pantalla, los niños de dos a cuatro años de edad pueden pasar como máximo una hora frente a la pantalla de cualquier dispositivo, mientras que en los mayores de cuatro años es prudente que pasen dos horas como máximo”, indicó.
El Dr. Tomás Gálvez recomendó que los padres tengan mayor disposición de tiempo para jugar con sus hijos, salir con ellos y realizar actividades recreativas para que estos no busquen entretenerse con instrumentos dañinos. Asimismo, reiteró la importancia de la visita a un oftalmólogo al menos una vez al año.