Un equipo de investigación, dirigido por la Universidad Tecnológica de Queensland (QUT) ha desarrollado una película ultradelgada y flexible que podría alimentar dispositivos portátiles utilizando el calor corporal y, por consiguiente, eliminando la necesidad de baterías.
Del mismo modo, esta tecnología también podría utilizarse para enfriar chips electrónicos, ayudando a que los teléfonos inteligentes y las computadoras funcionen de manera más eficiente.
El profesor Zhi-Gang Chen, autor principal del estudio publicado en la revista Science, señala que este avance aborda un desafío importante en la creación de dispositivos termoeléctricos flexibles que convierten el calor corporal en energía. Este enfoque, considera, ofrece el potencial de una fuente de energía sostenible para la electrónica portátil, así como un método de enfriamiento eficiente para chips.
“Los dispositivos termoeléctricos flexibles se pueden usar cómodamente sobre la piel, donde convierten eficazmente la diferencia de temperatura entre el cuerpo humano y el aire circundante en electricidad”, explica el profesor Chen. “También podrían aplicarse en espacios reducidos, como dentro de una computadora o un teléfono móvil, para ayudar a enfriar los chips y mejorar el rendimiento”, añade.
En este estudio, el equipo introdujo una tecnología rentable para fabricar películas termoeléctricas flexibles mediante el uso de diminutos cristales, o ‘nanoaglutinantes’, que forman una capa consistente de láminas de telururo de bismuto, lo que aumenta tanto la eficiencia como la flexibilidad.
La mayor parte de la investigación en esta área se ha centrado en los termoeléctricos basados ??en telururo de bismuto, valorados por sus elevadas propiedades que convierten el calor en electricidad. Esto lo convierte en ideal para aplicaciones de bajo consumo, como monitores de frecuencia cardíaca, temperatura o movimiento.
“Creamos una película de tamaño A4 imprimible con un rendimiento termoeléctrico récord, una flexibilidad excepcional, escalabilidad y bajo costo, lo que la convierte en uno de los mejores termoeléctricos flexibles disponibles”, dijo el profesor Chen.
No obstante, este diseño no está del todo pulido, y tiene por delante algunas barreras. “Desafíos como la flexibilidad limitada, la compleja fabricación, los elevados costes y el rendimiento insuficiente impiden que estos dispositivos alcancen una escala comercial”.