El lanzamiento del Mate 60 Pro de Huawei no solo fue un acontecimiento importante en el mercado de los ‘smartphones’ del pasado año. También fue un evento clave en la guerra de los chips entre EEUU y China, contienda que se enmarca en la pugna tecnológica que libran ambas potencias mundiales. El motivo fue que aquel teléfono contenía un chip que, teóricamente, ninguna empresa china era capaz de desarrollar debido al entramado de sanciones de Washington destinados a neutralizar la industria de semiconductores de Pekín. Asombrados, la Casa Blanca y sus aliados respondieron reforzando sus restricciones, lo cual llevó a Países Bajos a limitar las exportaciones de ASML, firma cuya tecnología es fundamental para la producción de chips de última generación. Ahora, La Haya planea incrementar de nuevo las restricciones sobre ASML, con el objetivo de ahogar la industria de chips de China.
El gobierno neerlandés estudia imponer un límite a los servicios de reparación y mantenimiento de ASML dedicados a la conservación en condiciones óptimas de su equipamiento en China. De llevarse a cabo, este movimiento sería un duro golpe para la industria de chips de Pekín, ya que ASML es la compañía líder en litografía para semiconductores, un proceso esencial en la fabricación de los chips. Posee el 82,9% del mercado litográfico internacional, y es la única empresa que produce las máquinas EUV en todo el mundo, las cuales permiten reducir el tamaño de los chips para incluir más transistores. Si bien China nunca ha conseguido hacerse con esta herramienta, sí posee un buen inventario de máquinas DUV, modelo también creado por ASML anterior al EUV.
Los planes de La Haya son tan nocivos para los intereses de Pekín como sencillos de acometer. Los contratos de exportación de ASML incluyen cláusulas de mantenimiento, esenciales para poder tener a punto herramientas litográficas que pueden operar con menos de cien nanómetros de resolución. La idea del gobierno de Dick Schoof es simple: revocar las licencias que permiten la reparación y sustitución de piezas por parte de ASML en suelo chino, una vez que éstas expiren al final del año.
La clave está en que China parece haber logrado producir chips de alta gama con tecnología que, teóricamente, no está diseñada para ello, como es el caso de las máquinas DUV. Esa es una de las hipótesis que barajó la Casa Blanca para explicar el advenimiento del chip producido por SMIC para el Mate 60 Pro de Huawei, un procesador que recibió el nombre en clave de Charlotte durante su cautelosa y secreta fabricación. Dicho chip es de siete nanómetros, lo cual implica la utilización de una máquina de litografía similar a la EUV, que opera con ocho nanómetros de resolución.
Como China, que se sepa, jamás ha podido hacerse con una herramienta similar, la sospecha recae sobre las máquinas DUV, las cuales trabajan con cien nanómetros de resolución, si bien el uso de este instrumento implica un gran margen de error a la hora de elaborar chips como el ‘Charlotte’. Por ello, Países Bajos sopesa cortar por lo sano e interrumpir el mantenimiento de cualquier equipamiento de ASML en suelo chino cuando las respectivas licencias finalicen este año. Sin embargo, parece que La Haya no ha tomado esta decisión de forma completamente autónoma.
EEUU lleva tiempo intentando convencer a Países Bajos para que refuerce las restricciones al acceso por parte de China de la tecnología de ASML. El anterior gobierno de Mark Rutte, ‘el frugal’, consiguió dar largas a la Administración Biden, excusándose en la necesidad de precisar más tiempo para evaluar las consecuencias en las exportaciones neerlandesas de dicha tecnología en caso de aplicar mayores sanciones a China.
Ahora, y después de que la coalición formada tras las elecciones neerlandesas de noviembre de 2023 revocara la licencia para exportar máquinas DUV, Washington ha redoblado la presión sobre La Haya. Y lo ha hecho mediante amenazas veladas de imposición de medidas unilaterales sobre aquellos países aliados que no se alineen con sus políticas proteccionistas sobre China. Concretamente, EEUU sugirió la posibilidad de aplicar la regla FDPR (Regla del Producto Directo Extranjero, en castellano), la cual permite a Washington vetar la venta de cualquier producto que pueda poseer la más pequeña pieza originaria en EEUU, incluyendo aquellos fabricados en el extranjero.
La aplicación de esta nueva medida por parte de Países Bajos podría inhabilitar el equipamiento de ASML en China tan pronto como acabe el año. Todo un revés para la industria de chips de Pekín, la cual se devana los sesos para seguir el ritmo de las firmas taiwanesas, líderes en la fabricación de semiconductores. En este sentido, cabe destacar que, actualmente, los chips de TSMC superan en dos generaciones a los de SMIC.