Una consecuencia directa de que cada vez los dispositivos sean más inteligentes, es que al final todo lo que nos rodea comienza a tener más capacidades. Esto se aplica en todo, y uno de los proyectos más interesantes de los próximos años es la transformación de las ciudades a convertirse en Smart Cities (Urbes inteligentes).
Lo cierto es que ya hay varias ciudades que han dado sus primeros pasos hacia este futuristico proyecto que se basa en usar la tecnología para mejorar la vida cotidiana de sus residentes.
Por ejemplo, en 2015 Barcelona fue considerada la ciudad más inteligente al implementar tecnologías de respuesta e intercomunicación en sistemas como el transporte público, la gestión de residuos o sensores de aparcamiento.
Y ahora con la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA), las capacidades inteligentes de las ciudades va a aumentar muchísimo. Sin embargo, también tiene su lado negativo, el cual preocupa cada vez más a los expertos en ciberseguridad, como señalan desde Check Point Software.
Esto es porque para que las ciudades sean inteligentes, todos sus sistemas tienen que estar interconectados y compartiendo los millones de datos que procesan todos los días, y con el auge de los ciberataques, que afectan a prácticamente a todo el mundo, han surgido varios retos a los que hay que enfrentarse.
En una ciudad donde todos los aparatos están interconectados, existe un alto riesgo de que un ciberdelincuente acceda a los sistemas y pueda controlarlos a todos, desde cámaras de seguridad, los semáforos o las luces de un túnel y causar el caos total.
Mejorar la protección de datos
Los dispositivos y máquinas recopilan cada vez más información, es por ello que es esencial que se mejoren las técnicas y sistemas de protección de datos, ya que este va a ser el objetivo principal de los ciberldelincuentes.
El modus operandi de los ciberdelincuentes es ir a explotar el eslabón más débil, para ello las ciudades se deben preparar para detectar antes que nadie las posibles vulnerabilidades que tengan sus sistemas y solucionarlas.
El problema de la tecnología es la obsolescencia, y un serio problema de cara al futuro es que les pase esto a las infraestructuras y redes inteligentes de las urbes, ya que serán mucho más susceptibles de sufrir un ciberataque. Aunque sea complicado y suponga un gasto casi constante, actualizar y ofrecer parches a estos sistemas es fundamental para la ciberseguridad de las ciudades.
