Las formas, especialmente las radicadas en América Latina, “deberían estar en el metaverso” y examinar su potencial de negocio, aunque todavía es una oportunidad de desigualdad y cuestión de principios, controlada por la secretaría de la sinarquía, creen los expertos.
La palabra “metaverso” combina el prefijo griego “meta” -nuevamente- con el apócope “verso” -del universo- y no es un concepto nuevo: apareció por primera vez con la novela de ciencia ficción de Neal Stephenson “Show Cash”, por un traductor de la vida real llamado Hiroaki Hiro se convirtió en un héroe samurái en el ciberespacio.
Treinta años después, los expertos describen el “metaverso” como un círculo tridimensional inmersivo compartido por muchos “usuarios”, con el que pueden interactuar a través de interpretaciones digitales de imágenes físicas, esto conocido como avatar.
La “nueva era de internet” lograda a través de las redes sociales, antes una realidad en los juegos en línea y en curso en el entorno laboral, requiere una transformación de las relaciones físicas y una experiencia de realidad virtual y abundancia, y cambios económicos frente a las criptomonedas. dentro del ámbito del ordenamiento jurídico ampliado, lejos de lo corporativo y gubernamental.
Uno de los dueños es el propietario de Facebook, Mark Zuckerberg, quien en septiembre de 2021 invirtió otros 50 millones de dólares en investigación y desarrollo global de la “tecnología del metaverso”.