Las redes sociales se han convertido en nuestro medio de entretenimiento favorito, y es que las horas que pasamos conectados a apps como TikTok, Instagram, Twitter, Facebok o incluso WhatsApp lo demuestran. Para muchísimas personas, sobre todo las más jóvenes estas plataformas son cruciales en sus vidas hasta un nivel que puede llegar a ser enfermizo.
Y no de manera banal, sino que cada vez más estudios sobre las redes sociales demuestran y señalan que cuando se hace mucho uso de estas plataformas en el día a día los usuarios sufren de diferentes problemas mentales que van desde ansiedad a depresión fruto de la adicción a las pantallas.
Aunque la OMS no considera aún como trastorno la adicción a internet, al móvil o a las redes sociales, los datos demuestran que el mal uso de los dispositivos electrónicos perjudica el bienestar y, especialmente, la salud mental de los jóvenes. Según datos del Ministerio de Sanidad en 2022 el 10,8% de la población entre los quince y los veinticuatro años decía hacer un uso problemático de internet, siendo el grupo de población más afectado.
Gran parte de estos estudios investigan por qué son tan adictivas estas apps, y todos señalan que todas ellas (que cada vez son más parecidas entre sí) están diseñadas al milímetro para hacer que el usuario pase el máximo de horas posibles dentro de ellas con funciones como el “scroll infinito”, las notificaciones en tiempo real o la reproducción de vídeos automática.
El “scroll infinito”, también conocido como desplazamiento continuo, es una técnica de diseño web que carga automáticamente nuevo contenido a medida que el usuario se desplaza hacia la parte inferior de la app. Este es el principal éxito de plataformas como TikTok y ahora también Instagram, ya que ahora entras en un bucle de vídeos que con solo bajar aparece otro contenido que se reproduce automáticamente, y si vuelves a bajar ocurre los mismo, y así infinitas veces.
Esto hace que el usuario esté constantemente enganchado, ya que ve un vídeo detrás de otro, y es muy difícil cortar y salir de la app, porque en ningún momento dejas de estar entretenido. Esto ha llevado a que las personas pasen varias horas en una sola plataforma, creando adicciones a estas apps y con consecuencias para su salud mental, mientras que para estas apps, más tiempo conectados significa más dinero para su bolsillo.
Si bien los propios usuarios ya están haciendo campaña para combatir este problema, con movimientos como JOMO, una nueva tendencia anti redes sociales, esto no es suficiente y el PSOE presentó hace unos días una Proposición no de ley, para ponerle fin a estos patrones oscuros que están ejerciendo las apps de redes sociales.
Desde el Grupo Parlamentario Socialista, se han propuesto varios puntos. En primer lugar, se pretende aplacar el problema a través del conocimiento, y por ello se quiere crear programas de formación para las familias sobre los peligros del abuso de las redes sociales y cómo se puede gestionar su uso.
Al mismo tiempo se quiere detectar y aplacar todas las funciones que estas plataformas tengan para captar la atención de los usuarios y monetizar sus datos. Y ya de paso prohibir herramientas como el “scroll infinito”, las notificaciones en tiempo real o la reproducción de vídeos automática que provocan que pasen tanto tiempo conectados bajo una nueva normativa (que habría que crear) que obligue a los servicios de redes sociales a ser “éticos por defecto y que renuncien a usar estos patrones oscuros”.
Al mismo tiempo se quiere que las propias apps ofrezcan herramientas accesibles sobre desintoxicación digital en la que los usuarios puedan gestionar cuánto tiempo pasan en la aplicación y qué tipo de contenidos se muestran.
No cabe duda de que las adicciones a las pantallas son un problema que hay que aplacar, pero que lo que se dice sobre el papel luego se convierta en realidad es otra historia. Esto es porque conllevaría que apps mundiales como TikTok, Instagram. YouTube o Twitter entre otras tendrían que cambiar su diseño solamente para España, algo muy poco probable. En todo caso de aprobarse en nuestro país, lo más efectivo sería llevarlo ante el Parlamento Europeo, que ya está trabajando para moderar el sobreuso de las redes sociales.
Es una batalla muy importante, porque la salud mental de los más jóvenes está en juego, y es importante que el Gobierno tome cartas en el asunto y trate de buscar soluciones. Pero se necesita una legislación que vaya más allá de nuestras fronteras para conseguirlo, y que llegase a la UE sería un gran paso para acercarse a ello.