La Inteligencia Artificial Generativa (AGI), también conocida como IA General, es un tipo de IA que está causando mucho revuelo últimamente. A diferencia de la IA tradicional, que se centra en tareas específicas y siguiendo las indicaciones de los humanos, como la creación de textos o la traducción de idiomas, la AGI busca crear sistemas que posean una inteligencia similar a la humana.
Para ello hay que darle muchas y nuevas capacidades a estos sistemas, con el objetivo de que estas nuevas IA las aptitudes necesarias para, por ejemplo, aprender y razonar dentro de distintas áreas y dominios. Si bien ahora mismo le podemos preguntar a un chatbot sobre cualquier tema, no es que sepa de que va, sino que recopila y resume información para compartirla contigo, una AGI adquiere conocimientos y habilidades en matemáticas, lenguaje o física para manejarse en estas áreas por su cuenta.
Otra de las características que definen a esta tecnología es su capacidad para adaptarse a nuevas situaciones. Esto se refiere a poder comprender y responder a situaciones inesperadas, aprendiendo de la experiencia y ajustando su comportamiento según el caso. Además de comprender el contexto al que se enfrenta entiendo el significado y las relaciones de lo que tiene delante.
Todo esto le da la capacidad a la AGI de ampliar la gama de tareas que puede hacer, sin importar la complejidad de estas o si se requiere creatividad, pensamiento crítico o resolución de problemas.
Debido a que se aspira a que la AGI adquiera todas estas capacidades, esta tecnología tiene el potencial de revolucionar nuestra sociedad de maneras que apenas podemos imaginar en cualquier aspecto que se nos ocurra, ya que básicamente serán máquinas incansables con una inteligencia y por lo tanto capacidad similar a la de un humano.
Por ello muchas empresas están trabajando sin parar con el objetivo de acelerar la llegada de estas AGI, al mismo tiempo que no dejan de inflar las expectativas de dicha tecnología. Por que es cierto que tiene potencial para ayudar a resolver problemas globales como el cambio climático, la pobreza y las enfermedades, sin dejar de lado la automatización de tareas que actualmente requieren inteligencia humana, liberando a las personas para que se centren en tareas más creativas y estratégicas.
Del mismo modo que nos permite acelerar en investigaciones e innovación, como ya hemos visto con el descubrimiento de más de 160.000 nuevos virus, y podría impulsar el desarrollo de nuevas tecnologías en áreas como la robótica, la medicina y la energía.
- Robots autónomos: Robots capaces de realizar tareas complejas en entornos no estructurados, como la exploración espacial o la asistencia en el hogar.
- Asistentes virtuales avanzados: Asistentes virtuales que pueden comprender y responder a nuestras necesidades de forma más natural e intuitiva.
- Sistemas de diagnóstico médico: Sistemas capaces de diagnosticar enfermedades con mayor precisión y rapidez que los médicos humanos.
- Herramientas de creación de contenido: Herramientas que pueden generar contenido original y creativo, como música, arte o literatura.
La llegada de la IA tal y como la conocemos ya ha generado mucho recelo en la sociedad, y es que la llegada de máquinas cada vez más inteligentes ha generado muchas preocupaciones en distintas áreas. Y la llegada de una la AGI, que es todavía más inteligente y capaz de los sistemas que ya tenemos, como es lógico, preocupa infinitamente más.
Esto es porque a diferencia de ahora, las máquinas van a ser capaces de replicar casi a la perfección nuestro trabajo, lo que tendrá un enorme impacto en el empleo, ya que al automatizar el trabajo muchas personas perderán el suyo, por lo que es crucial preparar una readaptación laboral para darle salidas a las millones de personas que se verán afectadas.
Del mismo modo que genera preocupación en lo que se refiere a la ética y seguridad de estos sistemas, ya que si ya se están aprovechando para hacer el mal, estas AGI más capaces suponen un riesgo mayor para la humanidad. Por último, sin alejarnos de este último punto es la llegada de la singularidad tecnológica, que básicamente significa que la AGI pueda superar la inteligencia humana y volverse incontrolable.