El espacio exterior es sin duda lo más desconocido que existe para el ser humano, y es que a pesar de que llevamos más de 50 años investigándolo, los avances son mínimos si lo comparamos con otras áreas de investigación. No es que el trabajo de todas las personas que se han dedicado a esto sea poco, pero lo cierto es que ni siquiera sabemos todo de la Luna, y eso que es de lo más cercano que hay en el planeta Tierra.
Obviamente esto se debe a todas las complicaciones que hay para la investigación, y la enorme cantidad de dinero que supone el hecho de salir al espacio y volver a entrar en nuestra órbita. Pero aun así instituciones y gobiernos siguen invirtiendo en todos estos proyectos para saber qué hay más allá.
Uno de los más longevos es el de la nave Voyager 1, la cual lleva 47 años alejándose de la Tierra. Esta sonda espacial robótica se lanzó al espacio en 1977 es el objeto fabricado por humanos que más lejos se encuentra de nuestro planeta debido a que está a unos 24.700 millones de kilómetros.
Sin embargo, desde hace una semana ni la NASA, ni los controladores de la misión en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) han dado avances sobre la situación de esta nave, algo que suena muy sospechoso. De hehco, Bernard Netherclift, un entusiasta de las Voyager asegura que desde las comunicaciones de la Red del Espacio Profundo (DSN) con las sondas, ninguna de las antenas de la NASA ubicadas en Robledo de Chavela (Madrid), Tidbinbilla (Canberra) y Goldstone (California)han recibido noticias del Voyager 1.
En los últimos años, dicha nave ha sufrido varios problemas, fruto del tiempo que lleva en el espacio y el deterioro de los materiales, pero afortunadamente, los increíbles esfuerzos de los operarios de la NASA han ido pudiendo arreglarlos a pesar de que estar a miles de millones de kilómetros de distancia. Por ejemplo, consiguieron reencender unos motores que llevaban décadas inactivos para poder orientar la nave de nuevo por el camino de la misión.
No obstante, al perder toda comunicación con ella, no saben que ha podido pasar, y en el caso de que hayan fallado los propulsores, es casi imposible recuperarla de nuevo, ya que los comandos no llegarían a la nave. Aun así, desde la NASA no pierden la esperanza y están probando con todo tipo de soluciones para volver a establecer contacto con la Voyager 1.
Para ello han reasignado parte del tiempo de seguimiento de la Voyager 2 a la búsqueda de la Voyager 1 en la estación de Canberra, están despriorizando otras comunicaciones con otras naves y misiones e incluso han probado con la antena más potente que tienen para intentar enviar algún tipo de transmisión.
Esto último se ha intentado esta semana, y todavía estamos a expensas de ver si funciona o no, en el caso de que las pruebas sean negativas, significará el fin de posiblemente la misión espacial más mítica, principalmente por su longevidad, aunque su segunda generación, el Voyager 2, sigue activo y con capacidad energética para seguir recogiendo datos del espacio hasta 2030.
