Una investigación del grupo Química Inorgánica de la Universidad de Córdoba (UCO), base de la tesis doctoral del investigador Álvaro Bonilla, ha desarrollado una batería de sodio y azufre capaz de cargarse y descargarse durante más de 2.000 veces, siendo más duradera y sostenible que las de litio.
Tal y como ha indicado la UCO en una nota, “de media, se considera que una batería de litio usada en teléfonos o coches se carga cada tres días, lo que supone más de 120 cargas al año”, según explica Álvaro Caballero, director de la tesis. Por tanto, el equipo ha conseguido desarrollar una batería que, siguiendo esa estimación, podría funcionar más de 15 años con elementos sostenibles y abundantes.
En concreto, el equipo ha sustituido del electrodo positivo de la batería (el cátodo) todos los metales tóxicos por azufre, un material abundante, de bajo coste, medioambientalmente sostenible y que tiene la capacidad de proporcionar el doble de energía práctica que esos metales. En el otro lado de la batería, el electrodo negativo o ánodo, han cambiado el material más incómodo, el litio, por sodio, un recurso más abundante, accesible y con una energía similar a la del litio.
Sin embargo, en esa nueva batería de sodio y azufre se planteaba un reto mayúsculo que dificultaba su funcionamiento: que el átomo de sodio es más grande que el de litio, por lo que su movimiento al cargar y descargar la batería era más difícil. Para solucionarlo, el equipo añadió en el cátodo junto al azufre una estructura metálica y orgánica (llamada MOF por sus siglas en inglés) basada en hierro, un metal abundante, barato y sostenible.
Gracias a la porosidad de esa estructura y al átomo de hierro, el equipo consiguió mediante ensayos en laboratorio que la batería funcionara durante más 2.000 ciclos de carga, “un rendimiento difícil de conseguir con las baterías de este tipo”, ha añadido Álvaro Caballero.
Además, el equipo ha conseguido que la batería funcione a temperatura ambiente, pues este tipo de baterías que combinan el sodio y el azufre ya existían en el mercado pero sólo funcionaban a temperaturas de 300 grados. Aun así, todavía quedan muchos pasos por dar y la investigación continúa sus estudios para intentar que la batería se cargue lo más rápido posible pasando de la hora que tarda actualmente a los diez minutos.
La investigación, publicada en la revista Journal of Power Sources y realizada en colaboración con la Universidad Nacional de San Luis (Argentina), se inserta en el proyecto ‘Transición de Litio al Sodio en baterías de Azufre: Hacia una tecnología basada en elementos abundantes, económicos y sostenibles’, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación.