“En Sudán se están cometiendo crímenes de guerra generalizados mientras el conflicto entre las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) y las Fuerzas Armadas de Sudán (SAF) arrasa el país”, denuncia Amnistía Internacional en un nuevo informe que detalla las atrocidades que están sufriendo miles de civiles sudaneses.
Con el título “La muerte vino a casa: crímenes de guerra y sufrimiento civil en Sudán’ la organización ha documentado numerosas muertes de civiles tanto en ataques deliberados como en ataques indiscriminados de las partes enfrentadas.
Asimismo, la organización detalla actos de violencia sexual contra mujeres y niñas, ataques selectivos contra bienes de carácter civil como hospitales e iglesias, y saqueos generalizados, tanto en Jartum como en Darfur Occidental.
Algunas de las violaciones de derechos humanos documentadas —como ataques contra la población civil y contra infraestructura humanitaria, violaciones y otros actos de violencia sexual, y saqueos— constituyen crímenes de guerra.
“Civiles de todo Sudán sufren un horror inimaginable cada día que pasa mientras las Fuerzas de Apoyo Rápido y las Fuerzas Armadas de Sudán compiten temerariamente por el control del territorio”, ha denunciado Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
Matan a personas en el interior de sus casas o mientras buscan desesperadamente comida, agua y medicamentos; atrapadas en el fuego cruzado mientras huyen o tiroteadas deliberadamente en ataques selectivos. Miembros de las partes enfrentadas han violado y sometido a otras formas de violencia sexual a decenas de mujeres y niñas, algunas de tan sólo 12 años. No hay lugares seguros.
Desde el 15 de abril de 2023, se disputan el control de Sudán las SAF (dirigidas por el general Abdel Fattah al Burhan, jefe del Consejo Soberano de Sudán) y las RSF, de carácter paramilitar (dirigidas por el general Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti).
Hombres, mujeres y niños han quedado atrapados en el fuego cruzado mientras ambas partes, que usan a menudo armas explosivas con efectos en amplias superficies, lanzan ataques en barrios densamente poblados.
Los combates comenzaron en el barrio de Kalakla, en el sur de Jartum, el 20 de abril. Kodi Abbas, maestro de 55 años, dijo a Amnistía Internacional que 2 de sus hijos varones —Hassan, de 6 años, e Ibrahim, de 8— y su sobrino Koko, de 7 años, murieron cuando trataban de escapar de los disparos: “Mi esposa y mis hijos huyeron de casa cuando estallaron los enfrentamientos en nuestro barrio […] pero mis dos hijos menores […] eran pequeños y no pudieron correr lo bastante rápido […] No sé quién les disparó. Los ha matado la guerra”. Amnistía Internacional no ha podido confirmar cuál de las dos partes realizó los disparos.
Ala Fawzi al Mardi, médica de 26 años, murió en su casa del barrio de Hay al Manara, en Omdurman, el 15 de abril, el día que estallaron los enfrentamientos. Fawzi al Mardi, su padre, dijo a Amnistía Internacional que su esposa también resultó herida de gravedad. “Entró por la ventana de la sala una bala que alcanzó a mi esposa en la cara, atravesándole el lado derecho y el cuello, y luego impactó a Ala en el pecho, lo que la mató al instante”.
Los paramilitares han lanzado ataques selectivos que han causado deliberadamente la muerte y lesiones a civiles. Como ejemplo, Amnistía detalla que el 13 de mayo, miembros de las RSF irrumpieron en el complejo de la iglesia copta de Mar Girgis (San Jorge), en la zona de Bari de Jartum. Según testigos, dispararon contra cinco miembros del clero y robaron dinero y una cruz de oro.