La revista estadounidense Foreign Policy, en un artículo publicado esta semana, subraya que el reino árabe no tiene prisa para cumplir con las solicitudes de Estados Unidos y el Reino Unido para aumentar la producción de petróleo, según obligaciones establecidas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo y aliados (OPEP+).
“El gobernante de facto de Arabia Saudí, el príncipe heredero Muhamad bin Salman (MBS), ve una oportunidad en esta situación para vengarse del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, por lo que considera ‘insultos injustificables’ y una ‘actitud poca amistosa’”, precisa el autor del artículo, Anchal Vohra.
Agrega que MBS está descontento con el hecho de que Biden publicó un informe sobre la participación de Bin Salman en el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi.
Además, los saudíes creen que la Casa Blanca está ignorando sus preocupaciones sobre la posible reactivación del acuerdo nuclear con Irán y también se niega a tomar medidas contra las Fuerzas Armadas de Yemen por sus ataques de represalia contra Arabia Saudí.
“El príncipe heredero saudí ha apostado por Putin. No solo cree, sino que también espera que los republicanos ganen las elecciones intermedias y que Biden se convierta en un pato cojo. Para 2025, Muhamad bin Salman seguramente piensa que Biden y los demócratas perderán el poder, y Putin seguirá siendo el presidente de Rusia”, se lee en el texto, citando a Trita Parsi, profesor de la Universidad de Georgetown.
El columnista Vohra ve posible que Occidente sacrifique sus valores para trabajar con Arabia Saudí para reducir el precio de petróleo. “Los saudíes tienen demasiada influencia para ser tomada en cuenta en la geopolítica, y esta influencia les da derecho a no tolerar las constantes críticas a las violaciones de los derechos humanos en su país”, agrega.