La empresa Repsol reportó el último miércoles a las autoridades peruanas la culminación de las acciones de limpieza de primera respuesta en 28 playas afectadas por el derrame de petróleo el pasado 15 de enero.
Esto significa -según la empresa española causante del daño- que dichas playas han sido declaradas limpias y listas para el monitoreo respectivo y en espera de la conformidad por parte de las autoridades peruanas.
De acuerdo con Repsol, esto es el resultado de las acciones de contención, recuperación y limpieza que desarrolló en todo el litoral, en cumplimiento del cronograma entregado a las autoridades peruanas y contando con un equipo de empresas y expertos reconocidos internacionalmente.
El trabajo se realizó utilizando la metodología SCAT, una técnica internacional de evaluación del litoral que busca determinar las mejores prácticas de limpieza para cada lugar, tomando en cuenta las características del terreno y resguardando el entorno identificado.
Es importante precisar también que la empresa ha realizado un análisis a profundidad del suelo, agua y sedimentos en toda la zona identificada como alcanzada por el derrame, indica en una nota de prensa.
“Los resultados han sido remitidos a la autoridad competente. Este muestreo se ha realizado cumpliendo las guías y directrices emitidas por la autoridad y ha sido analizado por laboratorios independientes y acreditados para tal fin”.
En los más de 1,400 muestreos fisicoquímicos realizados a lo largo de la costa, añade Repsol, los resultados se consideran aptos de acuerdo con los valores determinados por la legislación peruana y los más altos estándares internacionales.
Se desarrollaron 759 muestras en suelo, 206 en sedimento (lecho marino) y 444 en agua. Las zonas muestreadas incluyen la orilla (intermareal), la superficie marina (submareal) y playas (suelos). En alta mar hemos tomado muestras a diferentes niveles de profundidad, llegando hasta aproximadamente 50 metros de profundidad.
Actualmente, señalan, estamos a la espera de las evaluaciones que consideren las autoridades. En cuanto al análisis hidrobiológico de la zona, este continúa pendiente de autorización por parte de la autoridad competente. Su realización determinará cuándo la actividad pesquera podrá reactivarse.
En las zonas de difícil acceso, como la zona del Serpentín de Pasamayo conformado por acantilados, franjas costeras estrechas y peñas rocosas, donde se tiene alto riesgo, desde una perspectiva operativa y de seguridad del personal, se mantiene un permanente monitoreo y vigilancia desde el mar para recuperar cantidades pequeñas de producto que pudieran desprenderse por acción natural del oleaje y de las mareas.
El derrame de petróleo, considerado el peor desastre ecológico ocurrido en Lima en los últimos tiempos, ocurrió el 15 de enero último, cuando un buque descargaba crudo en uno de los terminales de la refinería La Pampilla, de dominio de Repsol.
Inicialmente la empresa había dicho que se derramaron al mar 6 mil barriles de petróleo; sin embargo, con el pasar de los días el Gobierno peruano estimó que la cantidad era mucho mayor y que superaban los 11 mil barriles.
La tragedia ambiental generó no solo muertes en la fauna marina sino que afectó el comercio en los distritos del litoral, así como el turismo local y la venta de pescado en terminales y mercados, debido a la desconfianza de que puedan estar contaminados con el crudo.