El Real Madrid conquistó este miércoles su sexto título de la Supercopa de Europa tras batir al Atalanta (2-0) en un partido marcado por el debut, con gol, de Kylian Mbappé. El francés atrajo todas las miradas en su primer partido como jugador merengue y sentenció la final tras el gol de Valverde que abrió la lata, dos tantos asistidos por el MVP, un imperial Jude Bellingham, y el sobresaliente Vinícius.
El conjunto de Ancelotti arrancó dominador en un partido de inicio algo lento. Le arrebató la posesión al combinado italiano y poco a poco le dio velocidad a la pelota, un ritmo que el rival solo podía cortar a base de faltas en las proximidades de su área. El balón no llegaba con claridad a Vinícius y Mbappé en la zona de peligro, algo que la Atalanta conseguiría durante toda la primera mitad.
Los blancos buscaban la velocidad de los arietes con balones largos poco precisos. Tampoco ayudaba el césped lento y la buena colocación de un rival que no dejaba espacios. Con este guion, y tras apenas dos acercamientos sin peligro, la Atalanta se recompuso y creció hasta dominar, a ratos, la posesión del balón en campo contrario.
Peligrosa fue especialmente la ocasión en la que, en un intento de despeje, Militao tocó el balón con la cabeza lo justo para estrellarlo en la cruceta de su propia portería. El equipo italiano había alzado la voz en el campo con buenas internadas por la banda izquierda de Mendy, un clamor al que respondió Jude Bellingham en un intento de asumir el rol de Kroos de desatascador.
La iniciativa del inglés permitió a los blancos desperezarse un poco y contrarrestar el juego pesado del equipo de Gasperini, aunque no dio para grandes ocasiones antes del descanso más allá de su propio intento de remate a un balón picado al área de Vinícius y un remate de Rodrygo al larguero tras un buen pase filtrado del propio Vinícius en la última ocasión antes del descanso.
Poca participación tuvo en la primera mitad un Kylian Mbappé algo aislado en la punta de ataque. Dejó destellos de calidad a cuentagotas, nada decisivo en un partido que él iba a sentenciar en la segunda mitad.
Tras el descanso la primera fue para el galo, un tiro desviadísimo tras una internada por la izquierda. Mejor fue la respuesta de la Atalanta, un cabezazo perfecto de Pasalic anulado con una mejor parada por parte de Courtois.
Las dos ocasiones inauguraron una fase de ida y vuelta en la que el rey fue Jude Bellingham. Ya era el mejor de la primera parte y en la segunda culminó su obra en la final. De área a área, con galones defensivos y con regates que rompían varias líneas, logró que se activara la caballería: el castigo de los merengues estaba a punto de caer sobre los italianos.
El primer gol llegó de botas de Vinícus, pues fue él quien se internó hasta el área pequeña con sus habituales malabares para colocarse con calma en la línea de fondo, levantar la cabeza, y darle el gol hecho a un Valverde que solo la empujó en la línea.
El segundo no tardaría en llegar, apenas minutos después, cuando Rodrygo robó un balón en la zona de ataque y se la dio a Vinícius para la internada. El brasileño pudo tirar, aunque optó por darle el pase de la muerte a un Mbappé que no la alcanzó. Su oportunidad llegó segundos después, cuando Jude recuperó el balón perdido y se la cedió atrás a Kylian para su remate a placer a la escuadra.
Un gol en el debut para certificar el título, así fue para Mbappé en un partido con poca más historia. La Atalanta no bajó los brazos en ataque y el Madrid siguió perfecto en defensa, algo que aún dio alguna opción más ante un equipo italiano más descuidado en la retaguardia ante la necesidad de un gol con el que seguir vivos en el partido.
No fue así, no hubo tiempo para más. Güler, Ceballos y Lucas Vázquez encontraron sus minutos en un final sentenciado: otra final y otro trofeo en el museo de los merengues, el equipo con más Supercopas de Europa de la historia, seis.
