Todo parecía listo para que el Banco Central Europeo (BCE) anunciase otra (quizá la última) gran subida de tipos este jueves. Los 50 puntos básicos eran un trato hecho, incluso después de la caída de los bancos americanos SVB y Signature Bank, los analistas y el mercado apostaban por la subida de medio punto. Sin embargo, la crisis bancaria ha llegado a Europa de lleno a través del eslabón más débil: Credit Suisse. Ahora, todo está en el aire y lo único que está claro es que ningún banquero central querría estar en la piel de Christine Lagarde.
Antes de que estallase la crisis de Credits Suisse (antes de que saltase por los aires, porque la crisis lleva meses en marcha), el Banco Central Europeo estaba decidido a echar el resto con las subidas de tipos antes de que cualquier shock le obligase a recular. Era una estrategia arriesgada, pero que también generaba cierto espacio para combatir futuras recesiones. Los expertos creían que el Consejo de Gobierno del BCE anunciaría este jueves una subida de 50 puntos básicos, que dejaría la tasa de depósito en el 3%, y a la vez dejara claro que los movimientos de las próximas reuniones serían más dependientes que nunca de los nuevos datos.
Algunos de los mayores expertos en economía y mercados, como Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics, ironizaban en Twitter: “¿De verdad alguien se esperaba que el BCE no subiera los tipos de interés en 50 puntos básicos esta semana?” Pese a las fuertes turbulencias en los mercados, los analistas estaban seguros de que se produciría otra gran subida de tipos en la Eurozona.
Sin tener en cuenta la debacle que está sufriendo el banco suizo este miércoles, los datos seguían apoyando un alza de tipos contundente. Por un lado, la inflación general se mantiene en niveles muy altos (8,5%), mientras que la subyacente sigue rompiendo récords históricos. Esto, en un Consejo de Gobierno lleno de ‘halcones’, es pura munición para los banqueros centrales de Alemania, Austria, Países Bajos o los bálticos, que antepondrían la inflación a la estabilidad financiera que tiene su epicentro al otro lado del Atlántico.
Sin embargo, Credit Suisse lo cambia todo. La crisis bancaria parece estar llamando a las puertas de Europa y, para colmo, el BCE será el primer gran banco central en reunirse desde que comenzaron las turbulencias. Nadie querría estar ahora mismos en el ‘pellejo’ de Christine Lagarde, presidenta del BCE. La banquera francesa tuvo que lidiar con la crisis del covid como primera gran prueba (acababa de estrenarse en el puesto), pero una crisis financiera parece algo más complejo para un banco central (encargados de velar por la estabilidad financiera) que además se encuentra en plena lucha contra la inflación.
Nadie sabe qué puede pasar mañana. Es más, una vez que el banco suizo ha comenzado a caer a plomo en bolsa y han saltado las alertas, los comentarios sobre los pronósticos para la reunión del BCE del jueves han dejado de llegar. Resulta complejo hacer una predicción en este momento. Una crisis financiera en Europa tiene el potencial de ‘machacar’ a la inflación por sí sola. Las crisis financieras suelen generar recesiones más duraderas y nocivas para el consumo.
Por otro lado, The Wall Street Journal ha publicado que los funcionarios del BCE han contactado con varios bancos para preguntarles sobre su exposición financiera a Credit Suisse, citando a personas familiarizadas con el asunto.
Con este panorama, los futuros sobre tipos de interés han comenzado a rebajar la opción de una subida de 50 puntos básicos. Estos mercados ‘compran’ ahora un movimiento de 25 puntos básicos. Mientras tanto, el euro se hunde más de un 1,7% contra el dólar, síntoma de un BCE menos agresivo y de que la crisis financiera amenaza seriamente a Europa. El euríbor también comenzó a recular a principios de semana.
Además, el antiguo vicepresidente del BCE, Victor Constancio (durante años fue un gran escudero de Mario Draghi), ha salido a la palestra para pedir a los bancos centrales que analicen muy mucho lo que está ocurriendo y actúen en consecuencia: “Los bancos centrales no deberían ignorar las señales de los mercados y la recesión más probable que se avecina. Deberían bajar el tono de su campaña de subidas de tipos. El BCE debería hacer como máximo una subida de 25 puntos básicos y no los 50 anunciados. La Reserva Federal también tendría que subir solo 25 puntos básicos la próxima semana”.
“Mañana, la decisión fácil para el BCE es subir 25 pb y luego continuar con el ciclo de aumentos, pero también señalar los riesgos en este momento. Entonces, si esto se calma, en mayo, aún podrían aumentar el ritmo de aumento a 50 pb”, asegura Piet Christiansen, analista jefe de Danske Bank, en declaraciones a Reuters.
En el caso de la Fed, los mercados han borrado ya todas las subidas de tipos de interés que esperaban para este año. No solo eso, los futuros sobre tipos ya vaticinan hasta cuatro rebajas de tipos de aquí a enero de 2024. No obstante, la Fed contará con una ventaja cuando se reúna en siete días: el BCE ya habrá hablado y los mercados respondido.