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Economía

Sorprende, parece magia, resistencia económica de EEUU: un gas desplomándose un 82%

La economía de EEUU está aguantando sorprendentemente bien a pesar de un entorno de altos tipos de interés. Aunque ‘el precio del dinero’ se encuentra en el rango de 5,25% al 5,5%, el PIB del país ha sorprendido al mundo creciendo un 2,5% en 2023, seis veces más de lo que esperaba el mercado a comienzos del año (0,4%, según el consenso de Bloomberg). Destaca en particular el tercer y cuarto trimestre cuando, justo cuando los tipos empezaban a llegar a su punto álgido, la economía de la potencia norteamericana tuvo un avance interanual del 4,9% y del 3,2% respectivamente. Entre otras cosas, los expertos señalan a una causa para esta ‘resistencia’ del PIB de EEUU, unos precios del gas cayendo a marchas forzadas

El ‘revulsivo’ detrás de la resistencia económica de EEUU: un gas desplomándose un 82%© Proporcionado por elEconomista.es

Desde que empezó 2024, los precios del gas natural se han desmoronado un 25% y un 82% desde sus máximos de 2022, cuando la guerra de Ucrania y la crisis de suministros sacudieron por completo el mercado mundial de la energía. Sin embargo, los descensos no responden únicamente a una comparativa distorsionada por el conflicto. Para ver unos precios del gas tan bajos como los actuales hay que irse a 2020, en pleno covid, cuando la economía se paró, congelando la demanda. Quitando esta etapa solo hubo un breve periodo en 2016 con el gas natural tan barato y, después de esto, hay que irse a los años noventa.

Esta materia prima ha caído por una variedad de factores que han actuado como una ‘tormenta perfecta’ para los precios y que incluso han llevado a las principales productoras del país a reducir sus proyectos ante unos precios ‘por los suelos’. El factor diferencial ha sido una acumulación de reservas récord de 2,5 billones de pies cúbicos. Desde S&P Global señalan que este excedente ha venido por “una producción récord y una demanda menor de lo esperado por unas menores temperaturas este invierno”.

La producción de gas natural llegó en diciembre a un máximo histórico de 105.000 millones de pies cúbicos, según los datos de S&P Global debido, principalmente, a una aportación inesperada de las petroleras de la Cuenca Pérmica. Estas compañías, junto a la extracción de petróleo, consiguen gas como “una recompensa adicional”. Un ‘extra’ que han suministrado al mercado, provocando un superávit con pocos precedentes en EEUU. Como último argumento, se ha sumado la pausa de todas las nuevas licencias de exportación de GNL mientras EEUU realiza un estudio sobre el interés nacional y medioambiental de las mismas. Una medida que ha fomentado una mayor acumulación de gas en los almacenes nacionales, haciendo caer los precios.

Esto ha supuesto un espaldarazo para la economía de EEUU que ha visto como una de las principales fuentes de inflación decrece, ofreciendo un mayor poder adquisitivo a los estadounidenses y reforzando así el consumo privado, uno de los bastiones de la resiliencia económica de EEUU. En los últimos datos del PIB el consumo privado representó dos tercios de su incremento es decir, con 2,8% de incremento en el último trimestre, se consagró como el motor económico de EEUU.

En un estudio de JP Morgan dejan claro que un menor precio del gas tiene, normalmente, un impacto directo en el consumidor, impulsando de forma clara su gasto. La firma norteamericana realizó un estudio respecto a la caída de la gasolina en 2014 y los registros históricos tras un descenso de los precios de la energía. En épocas de un gran ahorro en gasolina, los individuos gastan aproximadamente el 80% de lo que ahorran por una caída del gas, centrando su consumo en restaurantes, grandes almacenes, entretenimiento, electrónica y electrodomésticos. Según los cálculos de la Universidad de Nueva York, “si el 4% o más del PIB de EEUU equivale agosto en combustible, hay una relación directa con una economía más débil”.

“Históricamente, la caída de los precios del gas ha estado correlacionada con mejoras en la confianza del consumidor y las expectativas para el futuro”

Por su parte, el último informe del Departamento de Energía de EEUU explicaba que hasta ahora, el sólido gasto de los consumidores se había dado “a pesar de un impacto por el aumento de los precios del gas”. Los expertos explicaban que la resistencia se ha dado debido a que “a pesar de las subidas, los ingresos medios han subido compensando este alza”. Sin embargo, una gasolina más barata habría incrementado aún más su poder adquisitivo “permitiendo un mayor gasto y consumo”.

Esto se ha visto ya reflejado en los últimos datos recogidos por la Oficina de Estadística Laborales (BLS), que indica que el gasto en gas (para calentar los hogares) cayó en febrero un 9% y enero la caída fue de hasta un 20%. Además, esta ‘factura’ lleva en negativo desde abril de 2023 y, desde entonces, todo han sido retrocesos en los precios que las familias pagan por el gas. Esto contrasta marcadamente con 2022, cuando precisamente este fue un factor clave para explicar la inflación que golpeaba al país, representando cerca de una cuarta parte del IPC.

Los analistas de S&P Global van un paso más allá y, en su último informe, Michael Zdinak, analista de la firma, señalan que “existe una correlación de más del 70% entre el precio del gas y el sentimiento de los consumidores”. Esta relación inversamente proporcional habría tenido un impacto en ese ‘sentimiento’ y la propia Reserva Federal defendía en un informe de 2023 que “históricamente, la caída de los precios del gas ha estado correlacionada con mejoras en la confianza del consumidor y las expectativas para el futuro”. Tal y como recoge la Conference Board, el ánimo de los consumidores aún está en los 109 puntos, por debajo de los 120 puntos que llegó a alcanzar en 2022 y los 137 de 2018, pero resistiendo por encima de sus registros históricos en la pasada década.

“Con tanta producción nacional de gas natural ligada a la creciente producción de petróleo, esperamos que la producción de gas natural disminuya mucho más lentamente que los precios”

Además esta ventaja estratégica de la economía de EEUU parece tener fuelle para rato. Desde la propia Agencia Internacional de Energía (AIE) defienden que los bajos precios seguirán instalados en EEUU todo el año a pesar de una ligera subida con el paso de los meses, a medida que una menor producción y una mayor demanda vayan limando el desequilibrio. Según la AIE, la producción de gas pasará de su récord de 105.000 millones de pies cúbicos a unos 103.350 de media en todo el año.

Por su parte, la administración de Información Energética de EEUU explicitó en su último informe que espera una disminución del 10% de los precios medios del gas en todo 2024 frente a 2023 y un 65% por debajo de 2022. “Algunos productores han anunciado recortes en la producción o reducciones en el gasto upstream en actividades dirigidas al gas natural este año”, dijo el experto de la EIA, Joe DeCarolis. “Pero con tanta producción nacional de gas natural ligada a la creciente producción de petróleo, esperamos que la producción de gas natural disminuya mucho más lentamente que los precios”.

Analistas como los de Julius Baer coinciden en que el mercado mundial y el de EEUU en particular entran en una nueva etapa y, aunque puedan subir, el rango actual se impondrá en el corto y medio plazo. “El mercado del gas natural ha entrado en un nuevo régimen, con períodos temporales de exceso de oferta que resultan en caídas de precios y, potencialmente, incluso cierres de producción”. En ese sentido, todo depende de una crisis ligada al mercado internacional con nuevos eventos como la guerra de Ucrania, en particular en Oriente Medio. Al margen de esto, pocos factores podrían desequilibrar esta arma, que está resultando clave para la economía de EEUU: unos precios del gas bajos.

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