Argentina discute con China un paquete de inversiones de al menos 30.000 millones de dólares, en los que se encuentran obras de infraestructura, de generación de energía y de telecomunicaciones. Por su parte, EEUU solicita participar en la licitación de algunas de las obras y marca presencia frente al avance de Pekín.
El Gobierno de Alberto Fernández logró un fuerte posicionamiento frente a China, concrete o no su viaje a este país en mayo. Se estima que la floreciente relación entre las naciones se verá coronada por un mínimo de 30.000 millones de dólares en inversiones en el país sudamericano, que se confirmarían en los próximos meses.
“En el último listado aparecen obras en líneas ferroviarias —de carga y de pasajeros—, obras de aguas y de saneamiento, la ampliación del parque solar de Cauchari, puentes, puertos, corredores viales, obras de conectividad y de fibra óptica. También transmisiones eléctricas, todo buscando un impacto en la trama socioproductiva argentina”, explicó a Sputnik el ingeniero Miguel Ponce, director del Centro para el Comercio Exterior del Siglo XXI.
A esto se suma un posible polo logístico en Ushuaia, para abastecer de insumos y tecnologías las bases que los distintos países tienen en la Antártida, así como obras en la hidrovía del país y una central nuclear. Esta última representaría el cuarto proyecto de este tipo para la nación y China otorgaría el 85% del capital necesario: 8.500 millones de dólares.
La creciente presencia de Pekín en la región y en particular en Argentina no fue pasada por alto por Washington, que envió funcionarios del Ejecutivo de Joe Biden de visita a este y otros países del Cono Sur. En ella solicitaron participar de la licitación de algunas de las obras y dialogaron sobre la propiedad de las mismas, sobre las que el equipo de Fernández dijo tener total soberanía cuando se completen.