A pesar de los descalabros económicos cometidos por el gobierno de facto en Bolivia, el Gobierno de Arce logró reflotar al país en menos de seis meses. El economista Mike Gemio explicó a Sputnik las claves para comprender estos primeros éxitos en beneficio del pueblo.
Luego de un 2020 en el cual su economía se redujo en un 8%, Bolivia se prepara para concluir 2021 con un crecimiento del 5,1%, según pronósticos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). El economista Mike Gemio Pérez evaluó que el Estado Plurinacional “está saliendo de un Gobierno de facto, que básicamente ha tenido un accionar bastante dañino para con la economía”.
En diálogo con Sputnik, el analista económico afirmó que “el mal manejo económico del aparato público ha incidido en la caída de todo el sistema de políticas sociales que ha manejado el Gobierno del presidente Evo Morales (2006-2019)”.
Consideró que el Gobierno de Jeanine Áñez (2019-2020) “ha tratado de eliminar la política social a partir de un manejo económico más orientado a la parte privada, por darle un término amable”.
En este sentido, Gemio definió a la política social encarada por los gobiernos del Movimiento Al Socialismo (MAS) como “una piedra fundamental del desarrollo económico en Bolivia. Mientras la distribución del excedente llegue a más personas, tiene una incidencia mucho más grande en el desarrollo. Hay una variable directa entre esta capacidad de distribuir recursos a más gente y el desarrollo de nuestro país”.
Para el economista, formado en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), “ese ejercicio ha funcionado hasta antes del golpe. Han sido catorce años de crecimiento económico constante y exponencial”.
Graficó que durante el Gobierno de Morales, el país llegó a tener 43.000 millones de dólares de Producto Interno Bruto (PIB), “algo que era insoñable para un país como el nuestro”, que antes de Morales había llegado a tener un PIB de 500 millones de dólares.
Con la recuperación de la democracia, en noviembre de 2020, el Gobierno de Luis Arce “retomó el modelo económico planteado por el presidente Morales. Entonces se fomenta una política social agresiva, que busca otra vez redistribuir lo poco que quedaba, para mejorar la calidad de vida de la gente”.
El Bono Contra el Hambre
Gemio se refería al Bono Contra el Hambre, una de las promesas de campaña del presidente Arce, con el cual distribuyó 700 millones de dólares entre cuatro millones de personas (Bolivia tiene 11 millones de habitantes). Cada uno recibió 1.000 pesos bolivianos (unos 150 dólares), que ayudaron a reactivar el consumo, seriamente afectado por las restricciones a la movilización en las calles impuestas por Áñez, como excusa para combatir la pandemia de COVID-19.
“Era una cantidad relativamente pequeña de recursos. Pero si focalizas de manera muy inteligente el bono, se lo das a quien lo necesita y no se lo guarda en el bolsillo. Así se genera dinamicidad en todo el sistema económico lo más rápido posible”, evaluó el economista.
Luego de un 2020 marcado por las malas decisiones económicas del Gobierno de facto, “los consumidores retrotrajeron su consumo y las empresas empezaron a producir menos. Estábamos entrando a una suerte de colapso total de la economía. Lo evitó este primer ejercicio, asociado a otra serie de políticas”, dijo Gemio.
Otra medida exitosa fue la de ofrecer dinero a través del Banco de Desarrollo Productivo (BDP), que puso a disposición de las empresas un crédito al 0,5% anual. Como condición para acceder al financiamiento, el o la empresaria tenía que promover la sustitución de importaciones, porque debía adquirir sus insumos dentro del territorio boliviano.
Gemio comentó que se trata de un crédito “sumamente barato”, considerando que en otros bancos es de al menos el 4 o el 5%.
“Un crédito al 0,5% es muchísimo más pequeño. Obviamente, los empresarios lo entendieron como una buena señal. Al buscar la dinamización del mercado interno, el Gobierno fue a atacar el problema por ambos flancos: por el lado del consumo y por el lado de la oferta”, consideró el analista.
Y remarcó que la inversión pública se duplicó en comparación con el mismo periodo de 2020.
Aumento en las exportaciones
En las últimas semanas, se anunció que las exportaciones en Bolivia crecieron en un 51%. Para Gemio, esto obedece a que “ahorita el contexto mundial es favorable. No hay cómo esconder que después de la pandemia el mundo está sufriendo una reacción económica, porque todos han pasado mucha zozobra, han mantenido sus recursos guardados en el banco, bajo el colchón”, ilustró el economista.
Para él, al bajar la intensidad de la pandemia, con la disposición de vacunas para toda la población, “la gente está volviendo a comercializar, a adquirir, generando comercio cuasi normal, pero que reacciona de golpe”.
Este aumento de las exportaciones fue liderado por el oro en barra, destinado a la India, además de cientos de toneladas de soja dirigidas a varias naciones.
Aunque no es un dato para menospreciar, el economista evaluó que el país necesita generar valor agregado a sus productos, para no ser solamente un vendedor de materias primas: “Se debería apuntar a esquemas más complejos, como es el caso del litio. Hay una apuesta fuerte en Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), la institución del Estado que maneja todo el tema del litio”.
Actualmente, Bolivia es el país del mundo con mayores reservas mundiales de este cotizado metal, utilizado en la fabricación de baterías de celulares y autos eléctricos, entre otros productos.
“Bolivia tiene que pensar en un esquema mucho más diversificado de sus exportaciones, ese es un hecho. Tenemos que apostar a la micro y pequeña empresa, porque tenemos potencialidad ahí”, manifestó Gemio.
En el caso del oro, por ejemplo, evaluó que se le podría dar más valor agregado si se lo vendiera como joya. “Hay artesanos que podrían competir a nivel internacional, pero les falta muy poco para llegar a un mercado más competitivo y con mucha más demanda”, dijo.
El plan gubernamental de las hidrovías
Puerto Villarroel, en el trópico de Cochabamba
© Sputnik / Sebastián Ochoa
En las últimas semanas, el presidente Arce visitó las zonas de Puerto Villarroel, en el trópico de Cochabamba (centro), y Guayaramerín, en el departamento de Beni (noreste), para reinaugurar la hidrovía Ichilo-Mamoré, que atraviesa estos ríos hasta unir ambas poblaciones.
Según el presidente, de esta manera se reducirán costos de transporte para comerciar productos bolivianos, lo cual los volverá más competitivos. En este aspecto, adelantó que impulsará la apertura de hidrovías en más ríos navegables del país.
Según Gemio, esta obra impulsada por Arce “se viene pensando desde hace mucho tiempo. Ese corredor tiene salida al océano Atlántico. Y esa salida puede representar un flujo de comercio sumamente interesante. Podría ser un canal para exportar productos agropecuarios y textiles”.
El plan de las hidrovías “es sumamente importante, porque ahí sí podríamos ganar mucha competitividad con países como Paraguay, Argentina, o Brasil, porque tienen demanda de productos”, aseguró.
¿No más golpes?
Estas y otras medidas parecieran funcionar para sacar al país de la crisis económica iniciada luego del golpe de Estado de 2019 y acentuada por la llegada de la pandemia de COVID-19, en marzo de 2020.
El intento de los sectores golpistas de retrotraer al país a las décadas neoliberales fracasó por esta vez. Ahora que hay ciertas evidencias para presumir que detrás del golpe contra Morales hubo un plan internacional, ¿qué certezas hay de que no volverán a intentar reinstalar su modelo económico?
“Si haces una retrospectiva de Bolivia hace unos 40 años atrás, y un poquito más, éramos un país sumamente desigual. Esa construcción de desigualdad existe desde la creación de la República, en 1825. Desde entonces se han construido círculos y roscas muy poderosas, que han decidido sobre gobiernos”, explicó Gemio.
Son grupos de poder “que vienen de muchos años, que han logrado amasar fortunas y son parte de negocios grandes en Bolivia, también de cadenas de televisión y otros medios de comunicación con los cuales conforman emporios comunicacionales, con un poder de llegada impresionante”, comentó.
De esta manera, “lograron posicionar en el imaginario de la gente ese concepto neoliberal de que ‘los mejores tienen que administrar’. Y estos ‘mejores’ son los que tienen más plata. Así terminan haciendo que la gente vote por ellos”.
En este sentido, Gemio afirmó: “No hemos hecho desaparecer el neoliberalismo en Bolivia. Sería un error craso pensar que ellos nunca podrán volver. Porque hay todavía ciertos esquemas funcionando. Sucede en el caso de los medios de comunicación y en algunos medios de producción grandes, como la soya y las tierras“.
Y agregó: “Evidente, la conciencia de la gente, del pueblo, ya percibe que no necesita esos ‘mejores’, por eso ha tomado las riendas del Gobierno. Ahora sabemos que puede hacerlo alguien que tenga ganas de trabajar”.
Ese “alguien”, también debe tener “la conciencia suficiente para ver la realidad nacional en un esquema mucho más plurinacional, porque nuestro país es realmente plurinacional. Si no terminas de entender eso y crees que una casta debe tener todos los privilegios, entonces no comprendes la realidad boliviana”, sostuvo.