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Irán tiene un nuevo presidente. Esto es lo que tienes que saber sobre Ebrahim Raisi

El sistema de gobierno iraní no es una democracia pero tampoco es la autocracia monolítica que dicen sus críticos. El presidente sí tiene poderes, pero está sujeto a una “máxima autoridad”.

Credit…Office of the Iranian Supreme Leader

Un clérigo extremadamente conservador fue juramentado el jueves como presidente de Irán.

El clérigo, Ebrahim Raisi, ganó en junio unos comicios en los que cualquier rival posible había sido imposibilitado para contender. Los críticos han dicho que la victoria había sido diseñada para reflejar los deseos de su mentor y aliado, el líder supremo el ayatolá Ali Khamenei.

La elección ha llamado la atención sobre el papel del presidente de Irán en un sistema de gobierno que ha sido dominado por los líderes clericales desde que la Revolución islámica sacó del poder a la monarquía respaldada por Estados Unidos hace más de 40 años.

A pesar de que el sistema contempla algunos pesos y contrapesos, el poder se ha ido concentrando en las manos del líder supremo, quien, según la Constitución de Irán, tiene más autoridad que el presidente.

Aquí están las claves sobre el papel del presidente y los poderes que posee y los que no.

Hasta el mes pasado, Raisi, de 60 años, era el líder del poder judicial de Irán. Pasó gran parte de su carrera como fiscal y está en una lista de sanciones de Estados Unidos por su historial de violación de derechos humanos. En 1988 formó parte de un comité de cuatro miembros que condenó a unos 5000 opositores a la muerte, según organizaciones de derechos humanos.

Ebrahim Raisi es protegido de Khamenei, de 82 años, quien es el principal responsable de su ascenso. Comparten una profunda desconfianza en Occidente en general y una antipatía hacia Estados Unidos en particular. Se cree que Raisi será el elegido para suceder a Khamenei.

Credit…Arash Khamooshi para The New York Times

Los presidentes anteriores a menudo han estado en desacuerdo —hasta cierto punto— con los líderes supremos, pero Raisi podría ser la persona más afín a un líder supremo en ocupar el cargo.

El gobierno de Irán se divide en poder ejecutivo, legislativo y judicial y celebra elecciones presidenciales, parlamentarias y para funcionarios locales. Pero el país también es gobernado por la jerarquía de clérigos islámicos que supervisa la gestión civil.

Gran parte del poder de la jerarquía recae en el Consejo Guardián o Consejo de Guardianes, un grupo de 12 hombres. La mitad de ellos son clérigos nombrados por el líder supremo y la mitad son abogados elegidos por el Parlamento y recomendados por el líder del poder judicial, quien también es nombrado por el líder supremo. El Consejo revisa todas las leyes que pasan por el Parlamento y aprueba a todos los candidatos presidenciales, lo que le confiere un enorme control.

El líder supremo, a su vez, es elegido por un cuerpo especial de clérigos conocido como la Asamblea de Expertos. Aunque ese grupo es un organismo electo, los candidatos a integrarlo también pasan por la revisión del Consejo de Guardianes.

La estructura original fue diseñada por el primer líder supremo de Irán, el ayatolá Ruhollah Khomeini, un clérigo que alguna vez estuvo exiliado y que aprovechó una ola de indignación generalizada para sacar del poder al sah Mohamed Reza Pahlavi y su monarquía represora en la revolución de 1979.

Khomeini creó un sistema híbrido para la nueva República Islámica de Irán, que consagró la religión como parte fundamental de su identidad. Es “una parte no electa, una parte electa, la parte de república”, dijo Mohsen Milani, director ejecutivo del Centro de Estudios Estratégicos y Diplomáticos de la Universidad de Florida del Sur.

Credit…Associated Press

La Constitución redactada en el mandato de Khomeini dejó en claro que él era la persona a cargo con más rango y que tenía el poder de despedir al presidente. Pero con Khamenei, que fue presidente en el mandato de Khomeini y fue su sucesor luego de su muerte en 1989, se enmendó la Constitución para darle más poder al líder supremo.

Es comandante de las fuerzas armadas, entre ellas del Cuerpo de Guardias Revolucionarios Islámicos, una fuerza paramilitar que ejerce amplio control dentro del país. Puede declarar la guerra y perdonar a prisioneros. Tiene la última palabra en todos los asuntos de seguridad nacional y política exterior, notablemente en el acuerdo nuclear iraní con las potencias extranjeras que ahora corre el riesgo del colapso.

Además de nombrar al jefe del poder judicial, el líder supremo en gran parte elige o influye de manera sólida la selección de puestos clave en el gabinete presidencial, en particular en los principales cargos en las carteras de defensa, exteriores, inteligencia y seguridad interna. También tiene el control de los medios estatales.

“En el sistema iraní, el líder supremo es la máxima autoridad”, dijo Mehrzad Boroujerdi, experto en estudios iraníes de Virginia Tech y director de la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales. “Puede esbozar las políticas generales de todo el régimen”.

El dominio efectivo de Khamenei sobre el Consejo de Guardianes ofrece algunas luces sobre el alcance de su poder. A pesar de que oficialmente solo nombra a seis de sus integrantes, extraoficialmente determina a los otros seis a través del líder del poder judicial, a quien elige y quien no es probable que recomiende a cualquiera que Khamenei considere objetable.

Aunque está subordinado al líder supremo, el presidente sí dispone de cierta autoridad —dentro de los límites— en tanto jefe de Estado oficial.

Nombra a los ministros en puestos económicos clave. Firma tratados, supervisa el presupuesto y controla las estructuras burocráticas del gobierno responsables de la obra pública, los servicios de salud, la electricidad, el agua y otros recursos naturales.

Credit…Arash Khamooshi para The New York Times

Al ser la persona encargada de llevar a cabo las políticas del líder supremo, también de ahí deriva su poder.

Se considera que su problema más inmediato es la debilidad económica de Irán, agravada por la pandemia, la escasez de agua y los efectos profundamente graves de las sanciones estadounidenses. Tendrá que encontrar una manera de finalizar, suavizar o eludir esas sanciones, que han contribuido a deshacer el acuerdo nuclear de 2015, negociado por su predecesor, Hassan Rouhani.

El líder supremo ha criticado a Estados Unidos por la disputa nuclear, pero no ha dado por terminadas las negociaciones para solucionarla.

Raisi, quien fue alumno de Khamenei, es percibido como alguien poco propenso a estar en desacuerdo con él o incluso a mostrar atisbos de divergencia, dicen los expertos en Irán.

“Hay que entender algo: Raisi era un don nadie hasta que el líder supremo decidió convertirlo en unos de sus protegidos y encumbrarlo a posiciones de poder”, dijo Boroujerdi. “Uno se pregunta, ‘¿Por qué invertiría Khamenei tanto poder en un individuo si no estuviera preparándolo?’”.

Gary Sick —académico e investigador en el Instituto de Medio Oriente de la Universidad de Columbia y el asesor principal de la Casa Blanca para Irán durante la revolución de 1979 y durante la crisis de los rehenes en el país— dijo que Raisi será evaluado por su capacidad para mejorar la calidad de vida de los iraníes, incluso quienes no votaron por él.

En un artículo reciente, Sick escribió que mientras Irán estuviera controlado por funcionarios conservadores, Raisi no podría culpar a los moderados por sus fracasos presidenciales.

“Raisi tiene la bendición de un cheque en blanco político, con el dominio de personas de línea dura en todas las áreas del gobierno”, dijo Sick. “Pero esa bendición podría ser breve”.

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