Los intentos de la diplomacia internacional para evitar una escalada bélica en Oriente Próximo no han surtido efecto. O eso es lo que parece a primera vista tras el ataque de Israel de este viernes sobre Irán en respuesta al iraní del pasado sábado. Los aliados de Tel Aviv habían pedido al Gobierno de Netanyahu que evitara responder, algo que el ala más dura del Ejecutivo israelí había descartado durante las discusiones del Gabinete de Guerra israelí. Finalmente ha sido esta posición la que se ha impuesto, aunque el ataque se ha llevado a cabo de manera limitada y sin generar, por el momento, amenazas de seguir con el repunte bélico por parte de Teherán.
Las primeras noticias sobre el ataque llegaba por parte de las autoridades iraníes, cuando en la mañana de este viernes activaron sus defensas aéreas y asegurar haber repelido un ataque con drones contra los alrededores de la ciudad de Isfahán, en el centro del país. En esta localidad se encuentra una importante base militar y una instalación nuclear, lo que deja claro la intención del ataque israelí. El brigada general Amir Mihandust, comandante del Ejército de Irán en Isfahán, ha confirmado que las explosiones han sido provocadas por los disparos de los sistemas de defensa aérea contra “objetos sospechosos”. Por ello, desde Irán asegura que el ataque no ha producido daños.
Por su parte, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha asegurado que no se han producido daños en las instalaciones nucleares de Irán. Aún así, el director general, Rafael Grossi, ha pedido “a todos una extrema moderación” y reiteró “que las instalaciones nucleares nunca deben ser un objetivo en los conflictos militares. La OIEA está siguiendo muy de cerca la situación”.
La información sobre el ataque es todavía escasa. Medios internacionales que citan fuentes israelíes aseguran que también hubo un bombardeo con misiles sobre la citada ciudad, aunque desde Irán tratan de rebajar lo ocurrido y lo limitan a estos drones que fueron derribados. El Gobierno israelí no se ha pronunciado sobre el ataque, aunque las fuentes oficiales israelíes citadas por The New York Times y las de The Washington Post han asegurado que el ataque fue lanzado por Israel.
Esta versión encajaría con el mensaje del ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, que se ha limitado a escribir la palabra “débil” en su perfil de la red social X. También la parlamentaria Tally Gotliv, miembro del partido Likud, de Netanyahu, ha escrito en redes sociales que “es una mañana en la que la cabeza está alta, con orgullo”. “Israel es un país fuerte y poderoso. Espero que recuperemos el poder de la disuasión”, ha dicho, dejando claro no solo la autoría del ataque, sino también la división interna del propio Gobierno.
Así mismo, fuentes oficiales estadounidenses han confirmado a la CNN que el Gobierno de Estados Unidos fue advertido por parte de Israel de que se iba a producir el ataque y que el Gobierno de Biden no quiso “respaldarlo”. Otra fuente oficial añadía al mismo medio que las autoridades israelíes “nunca especificaron en términos preciosos” los objetivos del ataque, aunque las “instalaciones nucleares y civiles claramente no estaban en esa categoría“.
Lo ocurrido este viernes es un paso más en la escalada en la zona, que comenzó con la participación de grupos aliados de Irán en el conflicto contra Israel tras la ofensiva de este sobre la Franja de Gaza. El Estado hebreo asegura que los bombardeos de Hizbulá sobre el norte de Israel y los ataques en el mar Rojo contra sus buques por parte de los hutíes tenían a Teherán detrás. Es por ello que el pasado uno de abril decidieron atacar a Irán directamente, con un bombardeo sobre la Embajada iraní en Damasco que mató a siete personas, entre ellas un comandante de la Guardia Revolucionaria.
Desde entonces Irán defendió su derecho a la “autodefensa”, que llevó a cabo con el bombardeo del pasado sábado en el que cientos de misiles cruzaron la región con destino a Israel. El Gobierno iraní, que había abierto un canal de comunicación con Washington a través de suiza para advertir del ataque, afirmó que daba por zanjada la escalada. Analistas internacionales aseguran que, pese a que fue un ataque masivo, fue muy medido y que por ello no causó daños.
La maquinaria diplomática se puso en marcha y los aliados de Israel, en especial Estados Unidos, pidieron que este no respondiera y se conformara con vender la imagen de poder defensivo. No obstante, pasaban los días y las autoridades de Israel reconocían que estaban sopesando su respuesta al ataque de Irán “con acciones, no con palabras”. Este viernes se han llevado acabo esas acciones.
La comunidad internacional ha expresado durante los últimos días una creciente preocupación por el aumento de las tensiones y la posibilidad de una expansión del conflicto en Oriente Próximo. Pese a que el Gobierno iraní no se ha pronunciado todavía oficialmente, su Ejército ha dado a entender que no responderá al ataque. “Gracias a nuestra vigilancia, se disparó a objetos voladores”, dijo el comandante en jefe del Ejército de Irán, el general de división Abdul Rahim Musavi, a la agencia iraní Defa Press, especializada en defensa. Ante la pregunta de si Irán responderá a la agresión, Musavi afirmó: “Ya se ha visto la respuesta de Irán”, aludiendo al ataque del pasado sábado.
Desde la Unión Europea tratan de minimizar este ataque y lo considera “obviamente, muy limitado”, según una fuente Europea citada por Efe. “Obviamente, hubiéramos preferido que no pasara nada porque estamos muy preocupados sobre la escalda en la región pero entre las distintas opciones, está claro que esta es una acción menor por parte de Israel“, ha sentenciado.