Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron el 10 de octubre que el primer avión que transportaba armas estadounidenses había aterrizado en el país.
“Estamos agradecidos por el apoyo y la ayuda de EEUU a las FDI (…) durante este difícil período”, comentó la dependencia militar en un comunicado.
Subrayando que los “enemigos comunes de Tel Aviv y Washington saben que la cooperación entre nuestros ejércitos es más fuerte que nunca”, las FDI agregaron que el apoyo estadounidense “facilitaría importantes operaciones militares y aumentaría la preparación para otros escenarios.”
El Ejército israelí no reveló detalles sobre la naturaleza de las armas proporcionadas, ni sobre lo que estos “otros escenarios” podrían implicar. Sin embargo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió que la ayuda de su país incluiría misiles interceptores “para reabastecer la Cúpula de Hierro”, el tan cacareado sistema de defensa antiaérea de Israel.
Junto a las armas, Washington desplegó de forma demostrativa el portaaviones USS Gerald R. Ford en el mar Mediterráneo oriental, y trasladó recursos adicionales de su Fuerza Aérea a la región “para aumentar los escuadrones de combate existentes”.
Todo ello con el fin de enviar una “fuerte señal de disuasión en caso de que cualquier actor hostil a Israel considere intentar aprovecharse de esta situación”, en palabras del jefe del Mando Central de los Estados Unidos, Michael Kurilla.
La situación actual recuerda inquietantemente a un escenario que Israel vivió hace exactamente 50 años, cuando, durante la guerra árabe-israelí de octubre de 1973, la Casa Blanca organizó una misión masiva de transporte aéreo estratégico conocida como Operación Hierba de Níquel para canalizar decenas de miles de toneladas de ayuda urgente a Tel Aviv, incluyendo municiones, tanques y sistemas de artillería.
Sin embargo, esta vez hay una diferencia importante. Durante la crisis de 1973, los adversarios sirios y egipcios de Israel contaron con el apoyo directo de los países del bloque soviético y con la ayuda expedicionaria y de asesoramiento de media docena de naciones de Oriente Medio.
Hoy, aunque media docena de países han expresado su apoyo moral a las milicias palestinas (entre ellos Afganistán, Irak, Irán, Siria y la organización Hezbolá en Líbano), ninguno ha proporcionado apoyo militar.
¿Necesita realmente Israel armas estadounidenses?
Israel tiene uno de los complejos militares-industriales más grandes, diversificados, complejos y rentables del mundo, y solo Irán puede competir con el Estado judío a nivel regional en lo que se refiere a la capacidad de diseñar, producir y desplegar una amplia gama de sistemas avanzados de armamento.
A diferencia de Irán, Israel recibe un refuerzo de más de 3.000 millones de dólares anuales en ayuda militar proveniente de EEUU o, más exactamente, subvenciones para la adquisición de equipos y servicios militares estadounidenses, además del primer acceso de la región (y a menudo del mundo) a tecnología militar estadounidense de vanguardia, como los cazas F-35 de Lockheed Martin.
¿Qué impulsó el nacimiento de la industria de defensa israelí?
Las primeras raíces del sector de defensa de Israel se remontan a la década de 1930 cuando el territorio era dominio británico —el Mandato británico de Palestina—, donde militantes judíos clandestinos que buscaban establecer un Estado judío crearon fábricas secretas de armas para producirlas en escalas pequeñas, junto con explosivos, que luego se utilizarían para atacar a la administración colonial británica y a los palestinos.
Como en el caso de Irán, tras la Revolución islámica de 1979, la necesidad resultó ser la madre de la invención para el sector de defensa de Israel. La decisión del presidente francés Charles de Gaulle de embargar las exportaciones de armas a la región poco antes de la guerra árabe-israelí de junio de 1967 mermó la capacidad de Israel para producir una serie de armamento y componentes avanzados, especialmente aviones.
París levantó el embargo a mediados de la década de 1970, pero el daño ya estaba hecho, y Tel Aviv inició un esfuerzo sin precedentes, de varias décadas de duración, para desarrollar las capacidades técnicas y de producción de su industria de defensa.
En los últimos años, gracias a una serie de fusiones, adquisiciones y expansiones a gran escala a mercados extranjeros, el sector de defensa de Israel ha pasado a estar dominado por un puñado de grandes conglomerados armamentísticos, responsables de la producción de una amplia gama de armas, entre ellos:
Industrias Aeroespaciales Israelíes (IAI). Un gigante de defensa, de propiedad estatal, responsable de la producción de una serie de aviones de fabricación nacional y derivados, aviones no tripulados, misiles, sistemas de defensa basados en el espacio, radares y componentes de guerra electrónica.
Los productos más conocidos de IAI incluyen la Cúpula de Hierro, la serie Arrow de sistemas de misiles antibalísticos, los misiles tierra-aire de la serie Barak, los misiles antibuque Gabriel, los misiles balísticos con capacidad nuclear Jericho 1, 2 y 3, los misiles antitanques guiados por láser LAHAT, las bombas guiadas por láser Griffin y los misiles aire-tierra SkySniper.
La empresa también fabrica las lanchas patrulleras de las series Dabur, Dvora, Super Dvora Mk II y Mk III, diseñadas para patrullas costeras antibuque y de defensa aérea.
IAI produce también una amplia gama de vehículos aéreos no tripulados, entre ellos la familia Heron de drones espía de largo alcance y las municiones merodeadoras (dronez-kamikaze) Harpy y Harop.
Además, la oferta de IAI incluye vehículos de reconocimiento blindados ligeros, como el RBY MK 1 y el RAM MK3, la plataforma de artillería TopGun y componentes para los bulldozers blindados Caterpillar, utilizados para demoler edificios, vegetación y obstáculos en Jerusalén este y Cisjordania, y para ayudar en la construcción de muros y otras barreras a lo largo de la frontera con Gaza.
Completan la gama de grandes sistemas producidos por IAI los satélites ligeros de comunicaciones de la serie AMOS, los satélites espía de la serie EROS y los lanzadores para ponerlos en órbita.
Sistemas Avanzados de Defensa Rafael es otro importante conglomerado aeroespacial y de defensa de propiedad estatal, responsable de la creación de los misiles interceptores de la serie Tamir utilizados por la Cúpula de Hierro, elementos del sistema experimental de defensa aérea y antimisiles láser Iron Beam (también conocido como Rayo de Hierro), el sistema de defensa aérea Honda de David (desarrollado conjuntamente con Raytheon), las series de misiles aire-aire Python-5, I-Derby y SkySpear, los misiles antitanques Spike y Matador, el sistema de protección activa para tanques Trophy y una serie de plataformas de armas teledirigidas, incluida la plataforma de ametralladoras Samson, instalada a bordo de vehículos de las FDI.
La plataforma de ametralladoras Samson
CC BY-SA 4.0 / MathKnight / Catlanit Samson Remote Controlled Weapon Station
Elbit Systems es una empresa clave de electrónica de defensa que produce gran parte de las “tripas” de los sistemas de armamento israelíes, incluidos drones y equipos de radio digital.
Su oferta incluye la producción de la serie Hermes de drones de reconocimiento, radios E-LynX, programas espía y, tras la adquisición de Israel Military Industries (IMI) por parte de Elbit en 2018, una variedad de otros productos, desde armas pequeñas hasta vehículos MRAP, misiles de crucero Delilah, bombas, granadas y municiones de racimo.
Israel Weapon Industries (IWI), que es el principal fabricante de armas pequeñas para las FDI, incluidas las pistolas Jericho 941, Masada y Desert Eagle, los fusiles de asalto Galil ACE, las ametralladoras ligeras Negev, la línea Tavor de fusiles de asalto tipo bullpup y la UZI, la mundialmente famosa serie de subfusiles que adquirió fama y notoriedad internacionales tras convertirse en el arma preferida de todo el mundo, desde el Servicio Secreto estadounidense hasta las fuerzas de orden latinoamericanos.
El Ejército israelí: Algunas armas se consideran demasiado importantes para confiárselas a una sola empresa, y la serie Merkava de carros de combate es un ejemplo perfecto de ello.
Desarrollados por la Administración del Programa de Carros de Combate del Ministerio de Defensa israelí, los tanques Merkava son producidos por el Cuerpo de Artillería de las FDI, y sus componentes son fabricados por las principales empresas de defensa (Rafael proporciona el blindaje; IMI, propiedad de Elbit Systems, el cañón de ánima lisa de 120 milímetros, y el gigante de la defensa estadounidense General Dynamics Land Systems, el motor y la transmisión).
Un poco de ayuda de sus “amigos”
Dado que los fabricantes israelíes de armamento son capaces de producir tantos tipos de armas diferentes, desde las ligeras hasta tanques e incluso misiles balísticos, solo hay unas pocas áreas en las que Tel Aviv necesita realmente la ayuda de Estados Unidos, ya sea en la producción propiamente dicha o en el ciclo completo de diseño y fabricación.
Por ejemplo, las corbetas de la clase Sa’ar 5 de la Marina israelí pueden haber sido desarrolladas por ingenieros de defensa israelíes, pero fueron construidas por Ingalls Shipbuilding, filial de Northrop Grumman, en Pascagoula, Misisipi.
El caza F-35I Adir es fabricado por Lockheed Martin en su planta de Fort Worth, Texas, y los israelíes modifican después el avión para incluir un ordenador central personalizado y la capacidad de transportar misiles y bombas fabricados en su país.
Un soldado israelí dispara arma TAR-21 en un campo de tiro militar en el sur de Israel el 6 de julio de 2009.
© AFP 2023 / Ron Bousso
Comerciantes mundiales de armas
Tras desarrollar su capacidad nacional de fabricación de armamento en las décadas de 1970 a 1990, Israel se ha convertido en uno de los principales exportadores de armas del mundo, y se calcula que el país representa alrededor del 2,3% de las ventas mundiales de armas, el décimo del mundo.
Entre los principales clientes de armas israelíes se encuentran la India, Azerbaiyán, Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, Bahréin, Estados Unidos y Filipinas.
A principios de 2023, las autoridades anunciaron unos 12.500 millones de dólares en exportaciones israelíes de defensa alcanzados el año anterior, con sistemas de drones, misiles, cohetes, así como defensas aéreas y componentes de radar y alerta temprana, que constituyen la mayoría de las ventas (25%, 19% y 13%, respectivamente).
En resumen, si las empresas de defensa israelíes no se ven afectadas por los ataques de las milicias palestinas, y si la crisis no se convierte en una gran conflagración regional, la industria armamentística de Israel podrá proporcionar rápidamente a las FDI una enorme ventaja cuantitativa y cualitativa sobre Hamás y sus aliados, cuyas capacidades de fabricación de armas se limitan casi exclusivamente a cohetes y drones, fabricados con cualquier material disponible en los garajes subterráneos de la Franja de Gaza.