Mientras aún continúa el conteo de votos de las elecciones del 7 de marzo, algunos resultados consolidados permiten vislumbrar que la oposición podría finalmente rearticularse para enfrentar políticamente al Gobierno de Luis Arce.
Cuando el Movimiento Al Socialismo (MAS) llegó a la presidencia por primera vez, en 2006, una casta política que tradicionalmente había manejado el país quedó desempleada. ¿Qué hicieron? Se refugiaron en sus regiones, en sus departamentos, en sus municipios, donde crearon nuevos partidos locales y se hicieron territorialmente fuertes. Conformaron un bloque, el de la Media Luna, cuya caída se produjo a partir de 2008, cuando la oposición encaró un fallido golpe de Estado cívico-prefectural contra el Gobierno de Evo Morales (2006-2019).
Con sus sanas distancias, este 2021 presenta un panorama que recuerda a lo vivido hace más de una década. Luego de que la actual derecha fuera destronada mediante elecciones (en octubre de 2020), volvió a abroquelarse en sus regiones, como una manera de fortalecer el poder territorial para volver a enfrentar al Gobierno del MAS.
Mientras el conteo de los resultados de las elecciones del 7 de marzo pasado aún continúa, ya existen algunas certezas. El empresario Luis Fernando Camacho, uno de los líderes de la revuelta civil que concluyó en el golpe de 2019, gobernará el departamento de Santa Cruz (este), el más grande del país, donde se producen más del 50% de alimentos de Bolivia.
En la alcaldía de Cochabamba estará de regreso el experimentado militar retirado Manfred Reyes Villa, quien había estado entre 2009 y 2019 exiliado en Estados Unidos, para no rendir cuentas a la Justicia boliviana tanto por sus gestiones al frente del municipio como de la Gobernación. Fue recibido como un héroe en el aeropuerto, cuando volvió luego del golpe que derrocó a Morales.
Otra figura opositora de peso es el electo alcalde de La Paz, Iván Arias, quien fuera ministro de Obras Públicas durante el Gobierno de facto de Jeanine Áñez (2019-2020).
Ellos tres, más algunos que se definirán en las próximas horas, posiblemente conformen un nuevo bloque para llevar sus reclamos al presidente Arce, además de desgastar su Gobierno. Algo similar a lo que tuvo que enfrentar Evo Morales durante su primer mandato (2006-2009).
Tres destacados analistas consultados por Sputnik (Lorgio Orellana, Rocío Estremadoiro y Marcelo Aruquipa), evaluaron el futuro político del país, el cual pareciera demostrar que la historia no avanza de manera lineal. Más bien sería un espiral, en el cual los mismos hechos se reiteran periódicamente.
Otro capítulo
El sociólogo Lorgio Orellana es investigador y autor de varios libros. El último de ellos es La caída de Evo Morales, la reacción mestiza y el ascenso de la gente bien al poder, referido a la aventura golpista de 2019. Para él, “es clave entender a las elecciones subnacionales como un capítulo dentro de una pugna más amplia por el poder político en Bolivia”.
Recordó que “después de la caída de Gonzalo Sánchez de Lozada, en 2003, vimos el reposicionamiento de las distintas fuerzas de la derecha, sobre todo a partir del movimiento regional denominado la Media Luna, que fue el principal opositor tras el ascenso de Evo Morales al Gobierno, en 2006″.
La Media Luna estaba integrada por los gobernadores (en aquel entonces se los denominaba “prefectos”) de Santa Cruz, Cochabamba, Beni, Pando y Tarija. También los seguían comités cívicos departamentales, así como autoridades municipales. Se unieron en torno al reclamo de “autonomía departamental”, que presentaban como una manera legal de independizarse del Gobierno nacional, al cual defenestraban por considerar que se valía de los recursos naturales de estas regiones, por ejemplo los hidrocarburos. Además, les molestaba enormemente tener de presidente a un líder campesino como Evo Morales.
“Las fuerzas de derecha que habían sido destronadas del Gobierno, se actualizaron con la estrategia de la autonomía, en la perspectiva de disputarle el poder al Gobierno de Evo Morales desde el escenario regional”, explicó Orellana.
Y estableció una línea paralela con lo ocurrido en las elecciones de octubre de 2020, cuando el MAS recuperó el Gobierno. “La constelación golpista, representada por Áñez, Camacho, Arias, Marco Pumari y Manfred Reyes Villa, después de haber perdido las elecciones a nivel nacional se reposicionó en el escenario de las elecciones subnacionales”, contó.
Y enfatizó: “Es importante entender a estas elecciones subnacionales como un capítulo dentro de este conflicto social político que vivimos desde las elecciones fallidas de octubre de 2019“.
Orellana mencionó una frase de Michel Foucault: “La política es la guerra continuada por otros medios”. Aquí el filósofo francés invirtió ese aforismo de Carl von Clausewitz : “La guerra es la continuación de la política por otros medios”. “Este planteamiento es útil para entender el proceso político actual, en el sentido de que por la vía electoral se sigue desarrollando de modo latente un conflicto que viene desde 2019”, dijo el sociólogo cochabambino.
Comparación entre las elecciones de 2020 y 2021
Orellana se tomó la tarea de volcar a una hoja Excel los datos de los resultados de las elecciones nacionales de octubre de 2020, por departamento y municipio. Abajo, los comparó con los resultados de los comicios del pasado domingo 7.
“Si tú ves los datos de las elecciones nacionales, el MAS en las ciudades capitales no gana. En Cochabamba gana por muy poco. Pero en el caso de las ciudades capitales: Potosí, Sucre, Santa Cruz, La Paz, el MAS perdió, o ganó con muy poco”, informó. En esa ocasión, el actual partido gobernante había logrado alcanzar el 55% de votos gracias al apoyo recibido en las áreas rurales.
Para Orellana, en cada región la proporción de votos a favor y en contra del MAS se mantuvo en medidas similares a las del año pasado.
Una gran novedad de las últimas elecciones subnacionales está en la aparición de “lo que podríamos llamar ‘fuerzas ternarias’. Es una importante modificación en el tablero político”, sostuvo el investigador. Relató que, en los últimos años, varios líderes del MAS se alejaron del movimiento, a menudo por conflictos internos. El caso más sobresaliente es el de la electa alcaldesa de la ciudad de El Alto, Eva Copa, quien habría ganado con alrededor del 60% de votos, según datos transitorios.
Copa, quien presidió la Cámara de Senadores de la Asamblea Legislativa Plurinacional durante el Gobierno de facto, fue elegida como candidata por las organizaciones sociales de El Alto. Pero el partido eligió a otro postulante, por lo cual ella se fue a otra agrupación, Jallalla, y se llevó también los votos que le habrían venido muy bien al MAS, si hubiera oído al pedido de sus bases.
Lo mismo sucedió en Chuquisaca, donde ganó la gobernación el líder campesino Damián Condori, hasta 2014 aliado del entonces presidente Morales. Casos similares se observaron en municipios de Potosí, Beni y Pando.
Muchos candidatos cuyas postulaciones fueron rechazadas por el MAS emigraron a otro partido, el Movimiento Tercer Sistema (MST), que en las últimas elecciones se consolidó como segunda fuerza política del país, básicamente porque reúne a líderes locales apoyados por sus territorios.
El voto anti-MAS
Para la socióloga Rocío Estremadoiro, “en las grandes urbes de Bolivia está ganando una oposición que principalmente mueve el voto anti-MAS. Eso indica que todavía el país es muy parecido al de los primeros años de 2000. Se vive en un sistema partidario polarizado“.
Evaluó que “la oposición continúa fragmentada. Tiene partidos que nacen al calor de la coyuntura, pero no son partidos que se mantengan más allá de una elección. Es una debilidad que tienen, pero ideológicamente coinciden en su antimasismo”.
Estremadoiro se mostró preocupada por el ascenso de ciertas tendencias conservadoras, lo que se manifiesta en las elecciones de Camacho y Reyes Villa. Pero consideró que el MAS “desde mi punto de vista también representa un cierto conservadurismo que dice ser de izquierda, pero en la práctica política, en el manejo de la gestión pública, no se diferencia mucho de las otras fuerzas. Eso se ve mucho en la gestión municipal”.
La socióloga criticó que todas propuestas políticas “siguen un mismo norte, que es el desarrollismo. Una idea de progreso totalmente distorsionada, según la cual la civilización es cemento, es asfalto, son grandes infraestructuras polifuncionales de cemento”.
Indicó que la ciudad de Cochabamba, llamada “el jardín de Bolivia”, tiene solo un 2,58% de cobertura arbórea, lo cual “es ínfimo”. Y aseguró que una proporción similar se evidencia en las demás capitales. Para la catedrática de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), lo ideal sería que las nuevas autoridades “velen por mantener un mínimo de equilibrio ambiental, lo cual ahora no tienen municipios ni ciudades”.
El dilema del MAS
Actualmente, el MAS consolidó su predominio en los departamentos de Cochabamba, Potosí y Oruro, pero en La Paz, Pando y Tarija muy probablemente habrá que ir a segunda vuelta. ¿Cómo el MAS obtiene resultados arrolladores en el plano nacional, pero no le va tan bien en los terrenos locales?
El analista político Marcelo Aruquipa resaltó que “el elector boliviano hace una diferenciación de liderazgos regionales. Una cosa es el liderazgo para alcaldías y gobernaciones. Otra distinta, es el liderazgo nacional. No se deben mezclar procesos electorales distintos”.
En definitiva, las últimas elecciones marcaron el fin de varias agrupaciones. “Organizaciones políticas antimasistas, como los Demócratas, Unidad Nacional, Sol.Bo, hoy día están desaparecidas. No tienen ninguna fuerza, ninguna alcaldía, ninguna gobernación que hayan ganado. Y ningún liderazgo importante de recambio”, opinó.
Mencionó el caso de Áñez, quien se postuló para Gobernadora del amazónico Beni, pero quedó tercera. “Primero se vio arrasada por las elecciones generales del año pasado. Y hoy día por las elecciones subnacionales. Entonces hay una suerte de casi jubilación de la política de esta y otros actores políticos”, aseguró.
“Ahí emerge en el escenario el bloque de derecha, que es un poco distinto al que teníamos en los años pasados. El bloque de derecha se caracteriza por tener líderes de extrema derecha, como el señor Camacho y el señor Horacio Poppe en Sucre (Chuquisaca, centro), además de tener una suerte de populismo de derecha”, expresados en los alcaldes electos Arias en La Paz y Reyes Villa en Cochabamba.
Según Aruquipa, “el desempeño electoral del MAS en esta elección subnacional, respecto de las anteriores subnacionales [en 2010 y 2015], es menor”. Para él, esto se debe “en gran medida a las decisiones equivocadas del evismo sobre qué candidatos poner”.
Por ello, comentó que al actual partido gobernante le queda la tarea de reflexionar sobre estos resultados, para sacar mejores porcentajes en los próximos años.