Zelenski cree que hay «decenas de miles» de muertos en la ciudad, sitiada desde hace semanas
Las fuerzas ucranianas aseguraron el lunes que temen la caída de Mariúpol, una ciudad portuaria estratégica en el sureste del país asediada desde hace más de 40 días por el ejército ruso, al tiempo que seguían reforzando posiciones en el este ante una inminente ofensiva de Moscú. El jefe de los separatistas prorrusos de la región de Donetsk, en el este de Ucrania, aseguró por su parte este lunes que sus fuerzas conquistaron completamente el puerto de la ciudad.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, dijo el lunes que cree que hay «decenas de miles» de muertos en el asediado puerto de Mariúpol, en el sur del país, en una declaración ante el Parlamento de Corea del Sur en la que pidió ayuda militar.
En una comparecencia por video, Zelenski afirmó que Rusia «destruyó completamente» la ciudad. «Los rusos destruyeron totalmente Mariúpol y la quemaron hasta reducirla a cenizas. Al menos decenas de miles de ciudadanos de Mariúpol deben haber muerto», dijo el mandatario ucraniano a los legisladores surcoreanos. «En cuanto al puerto de Mariúpol, ya está bajo nuestro control», declaró Denis Pushilin, citado por la agencia de noticias rusa RIA Novosti.
En el frente diplomático, el canciller austriaco Karl Nehammer, el primer dirigente europeo en visitar Moscú desde el inicio de la invasión de Ucrania el 24 de febrero, comenzó este lunes una reunión con el presidente ruso Vladímir Putin para intentar obtener corredores humanitarios, según un portavoz del gobierno de Austria.
La visita de Nehammer debe servir «para poner fin al infierno humanitario en Ucrania», dijo el ministro austriaco de Relaciones Exteriores, Alexander Schallenberg, antes de una reunión con sus homólogos de la Unión Europea en Luxemburgo.
Los rusos llevan semanas asediando Mariúpol, cuya captura les permitiría consolidar sus conquistas territoriales en la franja costera a lo largo del mar de Azov, conectando así las regiones del Donbás con la península de Crimea, anexionada por Moscú en 2014.
«Hoy va a ser probablemente la batalla final [en Mariúpol] ya que nuestras municiones se agotan», escribió el lunes en Facebook la 36º brigada de la Marina, que forma parte de las fuerzas armadas de Ucrania. «Esto implica la muerte para algunos de nosotros y el cautiverio para otros (…) No sabemos qué pasará, pero les pedimos que se acuerden [de nosotros] con una palabra amable», pidió la brigada «a los ucranianos». «Durante más de un mes hemos estado luchando sin munición, sin comida, sin agua», haciendo «lo posible y lo imposible», dijo la unidad, explicando que aproximadamente «la mitad» de sus integrantes están heridos.
Por su parte Oleksii Arestovich, un asesor del presidente ucraniano Volodímir Zelenski, admitió el domingo en Youtube que «ahora es imposible militarmente» liberar Mariúpol. Zelenski dijo el lunes, en un mensaje por videoconferencia a la Asamblea Nacional de Corea del Sur, que Rusia había «destruido completamente» la ciudad y que temía que «decenas de miles de personas» hubieran perecido allí. «Era una ciudad de medio millón de habitantes. Los ocupantes la sitiaron y ni siquiera permitieron que se llevara agua y alimentos. Los rusos destruyeron totalmente Mariúpol y la quemaron hasta reducirla a cenizas», afirmó.
Asalto en el este
Las fuerzas ucranianas siguieron este fin de semana reforzando sus posiciones en el este, en torno a Donbás, una región que desde 2014 está controlada en parte por separatistas prorrusos.
«Según nuestras informaciones, el enemigo ha casi finalizado su preparación para un asalto en el este. El ataque empezará muy pronto» dijo este lunes el portavoz del ministerio ucraniano de Defensa, Oleksandr Motuzyanyk. Tras revisar sus planes y retirar sus tropas de la región de Kiev y el norte de Ucrania, Moscú apunta ahora a la conquista total de Donbás.
Los analistas creen que Putin, enfrentado a la feroz resistencia ucraniana, quiere asegurar una victoria en esta región antes del desfile militar del 9 de mayo en la Plaza Roja, que marca la victoria soviética sobre los nazis.
«La batalla por el Donbás durará varios días, y durante estos días nuestras ciudades podrían quedar completamente destruidas», pronosticó por su parte en Facebook Serguéi Gaidai, gobernador de la región de Lugansk, en el Donbás, llamando nuevamente a los civiles a abandonar la zona. Según él, «el escenario de Mariúpol se puede repetir en la región de Lugansk».
El viernes, un ataque con misiles rusos frente a la estación de Kramatorsk, en el este, mató a 57 personas, incluidos al menos cinco niños. Mientras la población intenta huir de esta región, continúan los ataques aéreos y bombardeos en otras partes, como los del domingo en Járkov (este), la segunda ciudad de Ucrania, y en sus suburbios, que dejaron al menos 11 muertos, entre ellos un niño de 7 años, y 14 heridos, según las autoridades regionales.
El canciller austriano Nehammer dijo el domingo que tenía la intención de hablar en el Kremlin de los «crímenes de guerra» en Bucha, una ciudad al noroeste de Kiev, convertida en símbolo de las atrocidades cometidas en Ucrania.
Cerca de 300 personas fueron enterradas allí en fosas comunes, según las autoridades ucranianas, que acusan a los rusos de masacres, lo que Moscú niega, denunciando una «manipulación». En varias localidades cerca de Kiev, que estuvieron ocupadas durante semanas por el ejército ruso, continúa la búsqueda de cadáveres.
«Hasta la fecha, tenemos 1.222 personas muertas solo en la región de Kiev», dijo la fiscal general de Ucrania, Irina Venediktova, al canal británico Sky News el domingo, aunque no especificó si los cuerpos eran solo de civiles. También informó que hay 5.600 investigaciones abiertas por presuntos crímenes de guerra desde el inicio de la invasión rusa, incluidas las muertes en Bucha.
Volodímir Zelenski llamó a los occidentales a «seguir el ejemplo del Reino Unido», cuyo primer ministro, Boris Johnson, realizó una visita sorpresa a Ucrania el sábado, y les pidió que impongan «un embargo total a los hidrocarburos rusos».
Reunidos en Luxemburgo, los cancilleres de la Unión Europea (UE) estudiaron este lunes un sexto paquete de sanciones contra Moscú, que sin embargo no afectará las compras de petróleo y gas. El éxodo de empresas occidentales de Rusia continúa. Este lunes, el banco francés Societe Generale se sumó a la lista de compañías que anunciaron el cese de sus actividades en el país desde la invasión de Ucrania.
Pocas horas después, el fabricante sueco de equipamiento para telecomunicaciones Ericsson anunció que suspendía sus actividades en Rusia, donde abastece a dos de los principales operadores de telefonía móvil. Rusia y Ucrania representan menos del 2% de su facturación.