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Media hora de terror en el plató, hablan los rehenes: “Yo estaba de rodillas y temía morir de un disparo”

EL PAÍS reconstruye el ataque de un comando armado en el estudio de TC Televisión de Guayaquil a través de los testimonios directos de las víctimas. Los periodistas presentes temieron una masacre en medio del noticiero

CAROLINA MELLA

Había empezado la última hora del noticiero del canal TC Televisión. Los presentadores Jorge Rendón y Vanessa Filella estaban en el estudio, cuando los disparos se escucharon a unos metros de la recepción del edificio del canal nacional que está en Guayaquil. Los gritos y golpes se acercaban por el pasillo hacia el estudio. Eran cerca de las 14.15 horas del martes.

Ecuador llevaba un día de terror con varios ataques simultáneos con bombas, carros incendiados, balaceras y asesinatos en distintas ciudades del país. En cinco cárceles, 125 guías penitenciarios y 15 personas del área administrativa aún siguen secuestradas por los presos. En las redes sociales circulaban videos en los que presuntamente algunos de ellos eran asesinados mientras el Gobierno guardaba silencio. Había mucho que informar en un día violento.

“Cuando escuché los disparos, todos los que estábamos en la redacción corrimos a buscar un sitio para escondernos”, relata Alina Manrique, jefa de redacción, que corrió hacia un baño. “Todos buscaban un lugar para ocultarse, el archivo, los baños, subían a otros pisos”. Con ella se escondieron otros dos compañeros desde donde escribieron para pedir auxilio.

Ecuador TC televisión grupo armado entra a canal
El momento en que encañonan a José Luis Calderón mientras conducía el noticiero.

“Luego hicimos silencio… mucho silencio”, explica Alina, “hasta que los escuchamos acercarse a nosotros y comenzaron a golpear la puerta con insultos y amenazas de que nos iban a matar y no nos quedó otra que salir con las manos en alto”. Los golpearon, le arrancaron una cadena que tenía en el cuello y los lanzaron al piso en el estudio desde donde se estaba retransmitiendo un momento sin precedentes. Cerca de veinte hombres encapuchados, con mascarilla, algunos con los pantalones debajo de la cadera, con armas y dinamitas tomaron el estudio de TC Televisión en medio del noticiero.

Junto a la jefa de redacción estaban otros diez rehenes. Los terroristas pidieron micrófonos y el sonidista hizo lo que le pedían, todos intentaban guardar la calma en medio del terror de saber que estaban secuestrados por una veintena de jóvenes que se movían de un lado a otro, arrastraban a las personas, les apuntaban a la cabeza, los pateaban en el piso y disparaban al aire. Una de esas balas rebotó en la pierna de uno de los camarógrafos que continúa internado en el hospital.

El periodista Stalin Baquerizo corrió a otro de los baños a ocultarse con un compañero. “Ellos gritaban ‘somos los Tiguerones activos’ mientras escuchaba los gritos de mis compañeros, los disparos, los golpes en las puertas, los vidrios que se rompían en el piso”, narra el periodista sobre los minutos de pánico que vivió mientras intentaba que no se escuchara su respiración. Los secuestradores preguntaron por él, que es uno de los rostros visibles del noticiero, y cuando les dijeron que no estaba, los delincuentes, frenéticos, levantaron del piso al periodista José Luis Calderón, le colocaron una dinamita en el bolsillo de la chaqueta y le obligaron a darle un mensaje a la Policía: que no entren al canal, que se vayan.

Transcurrieron casi treinta minutos hasta que se escucharon helicópteros y disparos de la Policía. Los criminales intentaron escapar tomando a algunas de las personas que tenían sometidas en el piso para usarlas como escudo humano. Entre ellas, Alina. “Éramos seis rehenes y nos llevaron buscando una salida, hasta que llegamos a otro estudio más pequeño, donde nos hicieron grabar videos pidiendo a la Policía que no disparen y que se fueran”.

Cuando los uniformados entraron, los rehenes quedaron en medio. “Temía morir por un disparo de la Policía o de uno de estos tipos que estaban muy nerviosos”, hasta que entregaron las armas. “Yo estaba de rodillas y cuando un policía me ayudó a levantarme, supe que había sobrevivido…”, cuenta Alina, quien describe el momento como una experiencia traumática: “En este momento es muy fácil matar a los periodistas en Ecuador, demasiado fácil”.

Aunque el canal debe permanecer cerrado dos días para que la Fiscalía pueda realizar las pericias como parte de la investigación sobre lo que ocurrió, algunos de los trabajadores madrugaron este miércoles como todos los días para las transmisiones del noticiero de la mañana, entre esos Jorge García. Es el periodista que se encarga de cubrir las crónicas policiales, el que conoce las zonas rojas de Guayaquil, y aún con los altos niveles de inseguridad ha continuado haciéndolo. Por solo unos minutos se salvó de estar dentro del canal. Llegó unos minutos después que los criminales entraron y fue quien llamó a la Policía. “Mi familia no quería que saliera de la casa, todos estamos atemorizados”, dice.

La Policía logró detener a 13 de los secuestradores, pero los trabajadores de TC Televisión describen que lograron contar a más. Entre los aprehendidos hay dos menores de edad, y el mayor no pasaba de 25 años. Serán imputados por un delito de terrorismo.

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