Paola Pabón es dirigenta de la revolución ciudadana y prefecta de la provincia de Pichincha. En el 2019 fue detenida por el gobierno de Moreno en el marco de la persecución contra el correismo. Actualmente al frente de sus funciones, con un grillete electrónico, dialogó en exclusiva con Sputnik sobre las elecciones y el país.
Paola Pabón fue detenida por la policía, de madrugada, en su casa el 14 de octubre del 2019. Derribaron la puerta y, sin pruebas, se la llevaron por delito de rebelión armada. El gobierno de Lenin Moreno llevaba entonces dos años en el gobierno, y ese episodio formó parte del plan de persecución contra la revolución ciudadana, el proyecto político encabezado por Rafael Correa.
“Intentaron acabar con la primera línea del correismo, Correa fuera del Ecuador, Jorge Glas -ex vicepresidente- preso, una segunda línea del correismo, Ricardo Patiño -ex canciller y ministro de Defensa- y otros compañeros en el exilio, y la tercera línea era los que estábamos enfrentando la situación aquí, entonces también fueron por la tercera línea”, explica desde su despacho de la prefectura, en el centro de la ciudad de Quito.
Vista sobre Quito desde la prefectura de Pichincha
© Sputnik / Marco Teruggi
Salió de la cárcel el 25 de diciembre de ese año. Ahora carga un grillete electrónico en el tobillo, “me timbran por el aparato para decirme que se me está acabando la batería, entonces imagínate el nivel de control y de presión, suena en cualquier lado y te hablan”, cuenta. Su caso está a espera de sorteo de tribunal para que se instale el juicio.
Pabón se muestra optimista con los resultados electorales alcanzados en las elecciones del siete de febrero por el binomio presidencial de Andrés Arauz y Carlos Rabascall, así como por los diputados y diputadas que se presentaron para la Asamblea Nacional (AN).
“Ha sido un proceso muy duro y por eso es claro que la revolución ciudadana sigue siendo la primera fuerza política en el Ecuador, a pesar de que buscaron destruirnos y sacarnos del juego electoral”, explica. Las condiciones en las cuales la revolución ciudadana llegó y participó de las elecciones fueron adversas, no solamente por la campaña en sí, sino por haber enfrentado cuatro años de un lawfare paradigmático.
Desterrar al correismo
“Hay una característica especial en el lawfare ecuatoriano”, explica Paola Pabón. “Es un Estado conspirando, no un gobierno, un Estado, la función electoral, ejecutiva, la justicia, el contralor, la fiscalía, este lawfare es uno de los que ha logrado juntar a todo el Estado sobre una fuerza política”.
El inicio de la persecución se centró centralmente en “abrirte causas, judicializarte, intentar acabar con tu legado”. Esa ofensiva sobre la fuerza de la revolución ciudadana se desplegó a su vez sobre las posibilidades electorales:
“Nos proscribieron, nos retiraron el partido, persiguieron a los partidos políticos que buscaban hacer alguna alianza con la revolución ciudadana, y nosotros logramos tener el apoyo de Fuerza Compromiso Social, una organización política que participó en las nacionales del 2017, ellos nos facilitaron esta alianza para poder levantar algunas candidaturas”.
Esa persecución no impidió que en febrero del 2019 la revolución ciudadana ganara en las provincias de Manabí y de Pichincha, ésta última con Pabón a la cabeza.
“Se llevan una ingrata sorpresa, que es mi triunfo en la plaza más difícil para el correismo, en Pichincha, frente a todos los pronósticos, entonces se genera una alerta, mi presencia en Quito, Pichincha, les genera esta alerta”, analiza. Ocho meses después tuvo lugar el arresto “de una forma violenta, abusiva, ilegal, ilegítima”.
Con las victorias electorales del 2019 apareció con claridad que el objetivo de lawfare en Ecuador ya no era solamente perseguir, sino “ir a lo estructural”, explica. “No quieren dejarte participar, no hay un proceso democrático, solamente deciden que los contradictores políticos hay que eliminarlos”.
El objetivo fue entonces impedir la participación electoral del correismo: “nos dejan sin partido, nos impiden en tres ocasiones calificar nuestro propio partido, después, con el paraguas de Fuerza Compromiso Social que era la fuerza con la que íbamos enfrentarnos en las presidenciales del 2021, también nos lo retiran”.
Inscribir la candidatura del binomio Arauz-Rabascall fue una pelea hasta la última hora, donde, explica, “tuvimos que pasar de las impugnaciones del CNE al Tribunal Contencioso Electoral, el Tribunal devolvía al CNE, pero la autoridad electoral no tomaba la decisión de inscribir al binomio, tú sabes la incertidumbre mientras ya había arrancado la campaña de Lasso, la campaña de Pérez, fuimos los últimos en inscribirnos”.
Las elecciones
El resultado obtenido el siete de febrero por Arauz-Rabascall debe situarse dentro del contexto de persecución que enfrentó la revolución ciudadana. “Por eso es tan importante el triunfo, porque ninguno de sus planes funcionó, a pesar de toda esa persecución hemos sacado un triunfo impresionante, que además nos separa con más de 12 puntos con el segundo”.
En efecto, con 99.45% de los votos computados por el CNE, Arauz logró 32.69%, mientras que el segundo, Guillermo Lasso, de la alianza CREO-Partido Social Cristiano (PSC) consiguió 19.76%, Yaku Pérez, del partido Pachakutik alcanzó 19.49%, y Xavier Hervas, del partido Izquierda Democrática (ID), obtuvo 15.70%.
En cuanto a los resultados a la AN, con 87.40% de votos computados, la revolución ciudadana tuvo 31.22%, Pachakutik 18.01%, ID 12.26%, CREO 9.66% y PSC 9.16%.
“Es un éxito, estamos muy contentos de haber logrado este triunfo, así lo vivimos”, afirma la prefecta de Pichincha. El resultado del siete de febrero significó además que la revolución ciudadana podría ganar una quinta victoria presidencial consecutiva: 2006, 2009, 2013, 2017 y, posiblemente, este 2021.
“En el 2017 logramos que triunfe la revolución ciudadana, ganamos la elección y perdimos el gobierno. En países como Argentina la gente optó por Macri, aquí por la revolución ciudadana, lo que no sabíamos es que Moreno iba a traicionar al pueblo ecuatoriano e iba a acordar con los poderes que durante diez años habían sido corridos por el correismo, dejados de lado, y que hoy cooptaron nuevamente al gobierno y al Estado”.
Reconstruir el país
Moreno dejará tras de sí un país endeudado con el Fondo Monetario Internacional, con la Corporación Internacional de Desarrollo Internacional de Estados Unidos (EEUU), el intento de privatizar el Banco Central de Ecuador, una pandemia con elevada tasa de mortalidad y, seguramente, una baja tasa de vacunación.
“Uno de los principales temas, en orden de prioridad, es el que tiene que ver con colocar la crisis sanitaria como un elemento fundamental para la reactivación económica del país, no solamente hemos tenido un mal manejo de la pandemia, sino que no le estamos dando salida a la pandemia, y si no le damos salida no vamos a poder reactivar económicamente el país”, explica la prefecta de Pichincha.
La prioridad, obligación, del gobierno de Arauz “será con el pueblo ecuatoriano”, afirma Pabón, y “no con los acuerdos ilegales e ilegítimos que se hicieron, y con esto no digo que no nos interese la seguridad jurídica, porque es fundamental para un Estado, un gobierno, pero tendrán que esperar y tendremos que revisar las condiciones, porque sin dudas las que se plantearon en el morenato han sido condiciones que han beneficiado a un grupo y un sector”.
Las urgencias serán varias: salud, reactivación del aparato productivo, escolaridad. “Después del paso de un Estado neoliberal-autoritario tienes que volver a recomponer lo elemental, salud, empleo y educación”.
La reconstrucción deberá también ser política: “no vamos a poder sacar adelante el país si no hay un acuerdo serio con el sector empresarial, que son actores claves de la recomposición económica, no vamos a poder tener un gobierno que se dedique a reconstruir el país si no hay un mínimo compromiso de las organizaciones políticas que tiene que trasladarse al rol de la AN”.
Por eso Arauz, “después de conocer los resultados ha invitado a que podamos conformar una gran coalición (…) Andrés no está diciendo alcanza y basta con el correismo, porque tiene que pensar como presidente”, afirma Pabón.
Ante eso, la pregunta: ¿existe disposición de otros sectores políticos para conformar un acuerdo político y económico? O “¿están dispuestos a que el odio al correismo sea más importante que lograr sacar adelante el país?”. Por el momento la respuesta parecería ser la segunda.
La dimensión continental
La persecución política que ha venido ocurriendo en Ecuador forma parte de un escenario regional. “Estoy convencida que el nuevo Plan Cóndor en América Latina ha sido el lawfare, la persecución, con estrategia de quitarnos la autoridad moral que han tenido nuestros procesos de izquierda”, afirma Pabón.
“Aquí hay un plan, unos intereses, porque sin duda al norte no le interesa que se puedan generar unas sinergias de articulación, de unidad en América Latina, porque están en disputa los recursos naturales, están en disputa los intereses económicos, de las transnacionales, del capital, el verdadero poder del capital, porque ahí está el poder”.
El balotaje del 11 de abril será entonces, al igual que las elecciones del siete de febrero, un acontecimiento de impacto latinoamericano. Un triunfo de Arauz sería una derrota para las derechas, y una demostración de victoria sobre una estrategia desplegada a nivel regional contra las diferentes fuerzas progresistas.
A EEUU “les preocupa mucho una Argentina en manos de Alberto Fernández, una Bolivia en manos de Lucho Arce, les preocupa un Ecuador liderada por la revolución ciudadana y por Andrés Arauz, están pendientes de lo que va a pasar en Chile con la elección de constituyentes, en las presidenciales en Perú el 11 de abril, porque hay intereses que están en juego en la región”.
Esa dimensión continental de la elección ecuatoriana se vio reflejada en la visita del presidente Lenin Moreno a Washington en los días previos a la elección, y en los ataques mediáticos desde Argentina, a través del Grupo Clarín, y Colombia, con la Revista Semana, contra la candidatura de Arauz.
Los próximos dos meses de campaña para el balotaje serán entonces un escenario de confrontación y ataque sobre la revolución ciudadana, donde Pabón no descarta, por ejemplo, “que quieran reabrir procesos judiciales, quieran presionar sobre los procesos judiciales en marcha”, es decir, su causa, entre otras. Es mucho lo que está en juego en el balotaje para Ecuador, América Latina y EEUU.