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Medio Ambiente

La evolución de la temperatura global desde 1950

La temperatura media global ha marcado cifras récord en los últimos siete años, los más calurosos desde que hay registros

Los últimos siete años han sido los más calurosos jamás registrados. Y 2021, aunque menos cálido que los dos años anteriores, ha traído un verano que ha batido todos los récords y una temperatura global 1,155 grados por encima de los niveles previos a la Revolución Industrial, el periodo de referencia para valorar el calentamiento global. Los datos han sido compartidos recientemente por Copernicus, el Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea.

El Acuerdo de París del año 2015 estableció como objetivo que el calentamiento global producido por la acción humana no debía superar los 2 °C respecto de lo registrado entre los años 1850 y 1990, aunque lo deseable es no alcanzar los 1,5 °C. Las proyecciones, sin embargo, no son nada halagüeñas: en 2017 ya se superó el 1 °C y de mantener el ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero se superaría el listón del 1,5 ºC en torno al año 2040.

Y aunque los datos a escala global permiten que los investigadores puedan saber qué rumbo está siguiendo el mundo en su conjunto, desagregar esa información revela patrones aún más alarmantes. Así, las zonas terrestres se han estado calentando a un ritmo superior que la media global desde la década de los setenta, lo que significa que muchas regiones ya han sobrepasado el 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. De hecho, alrededor de un quinto de la población mundial vive en áreas que han superado esa marca al menos un año.

Ante esta situación, con los niveles de dióxido de carbono atmosférico en su registro histórico más alto —420 partes por millón—, muchos expertos piensan que la aspiración de mantener el calentamiento global por debajo de los 1,5 ºC es inalcanzable.

El medio grado que separa esa ambición deseable del objetivo real de los 2 °C  puede, sin embargo, acarrear consecuencias mucho más graves: según un estudio de la revista científica Environmental Research, si también se rebasa esa meta, en lugar del 14% de la población mundial será el 37% la que estará expuesta a olas de calor extremo cada cinco años; el Ártico se descongelará en verano una vez cada diez años en lugar de cada cien; y los arrecifes de coral disminuirían más de un 99% en lugar de un 70-90%, lo que daría lugar a una pérdida irreversible en muchos ecosistemas marinos y costeros.

Ante esto solo queda un estrecho margen para revertir la situación y conseguir que la temperatura global permanezca por debajo de los 2 °C respecto de los niveles preindustriales. En concreto, las emisiones antropogénicas –aquellas causadas por el ser humano– deben decrecer para el año 2030 un 25% con respecto a los niveles de 2010 y también alcanzar el cero neto alrededor de 2070. Y para ello lo más importante es llevar a cabo una transición energética que abarque todos los rincones de la vida humana de la manera más rápida posible.

Aunque las emisiones de gases de efecto invernadero decayeron sustancialmente en 2020 a causa de las restricciones a la movilidad impuestas por la pandemia de coronavirus, la Agencia Internacional de la Energía prevé que estas vuelvan a marcar un récord histórico en 2023 tras la reapertura de la actividad.

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