El miércoles 24 tuve el honor de acompañar a los estudiantes de la UNI en la marcha universitaria para repudiar la intervención dictatorial en San Marcos.
Un grupo de jóvenes salió por la puerta 3 poco después de las seis de la tarde cumpliendo lo acordado por la Asamblea General de Estudiantes realizada en el Coliseo, donde también fue aprobada por amplia mayoría la decisión que tomó el lunes 16 la Asociación de Centros de la UNI-ACUNI de acoger a estudiantes de otras universidades de diferentes regiones llegados a Lima-Callao para participar en la Segunda Marcha de los Cuatro Suyos.
Junto con el Ing. Edilberto Huamaní, Jefe del Centro de Historia, y el Director del Centro Cultural, Bach. Javier Galarza, estuvimos muy entusiastas ubicándonos detrás de la juventud. Caminamos hasta 2 de Mayo, seguimos por Alfonso Ugarte, luego por Guzmán Blanco y después por 28 de Julio hasta acercarnos a la Av. Grau. Doy testimonio de que fue una marcha absolutamente pacífica sin una sola piedra arrojada. Los muchachos no tenían palos y más bien protegían su salud llevando vinagre y agua, así como cascos de ingeniero sobre sus cabezas.
Coreaban “Dina asesina, el pueblo te repudia”, “El pueblo en las calles por culpa del Congreso”, “Estudiar y luchar, es deber estudiantil”, entre otros lemas.
El grupo fue creciendo hasta componerse de dos o tres centenares y tomó la ruta informada en vez de ir a la Plaza San Martín porque supo que la Policia Nacional del Perú-PNP atacaba con gases a cualquier grupo que se acercase a la Plaza creada con motivo del primer centenario de la República.
Tal parece que el martes 24 de enero, desde comienzos de la tarde, muchos grupos de jóvenes de las diferentes regiones y limeños cumplieron su determinación, pero se les impidió concentrarse atacándolos con gases lacrimógenos sin motivo alguno, pese a que Dina Boluarte por la mañana aseguró que la PNP se comporta de manera impecable y soporta estoicamente las agresiones de los manifestantes, según ella “violentistas y radicales”, dirigidos por una “fuerza paramilitar” organizada durante el gobierno de Pedro Castillo y financiada por el narcotráfico. Al decir de la señora Boluarte, el más de medio centenar de muertos no es obra de soldados y policías, sino de “Ponchos rojos”, campesinos bolivianos enviados por Evo Morales, premunidos con “armas dum dum”.
Lo que yo ví es una multitud de jóvenes que no llegaban a los treinta años decididos a combatir un régimen dictatorial.
La participación de la juventud de todo el país (incluyendo Puno, porque PUNO SÍ ES EL PERÚ) responde entre otras cosas a la intervención en San Marcos donde se buscó ex profeso dejar sentado que, para el actual régimen congresal-militar, los estudiantes universitarios que protestan son terroristas que merecen ser tirados en el suelo boca abajo con las manos en la espalda.
La indignación se está presentando en muchos países. Como dijo el Presidente progresista de Chile, Gabriel Boric, la imagen de cientos de policías ingresando violentamente en la universidad más reconocida del Perú prueba paladinamente que el Gobierno peruano actual es equivalente a las dictaduras anticomunistas del cono sur latinoamericano en los años setentas y ochentas del siglo pasado.
No queda más que perseverar en el apoyo a la juventud que está haciendo con tremendo sacrificio su propia historia.
¡Honor y gloria a la juventud universitaria de Puno, Cuzco, Arequipa, Lima-Callao y muchas otras regiones!
