Economías quebradas en varios niveles, desabastecimiento de productos de necesidad primaria y el ensanchamiento de brechas sociales, son los problemas que viene causando el Covid19, pandemia que ha interrumpido el sistema económico mundial. Aunque extraer conclusiones es prematuro se puede examinar algunos aspectos que tarde o temprano se tendrán que profundizar.
Primero, nos vemos en la necesidad de atender el agotamiento del modelo neoliberal adoptado hace 3 décadas, el capitalismo planetario, su arquitectura organizativa y postulados, parecen estar colapsando. Hemos entrado en una fase de interrupción y reordenación. La razón de fondo es que se ha producido la ruptura de las grandes cadenas de valor que existían en el comercio internacional.
En este contexto los principales actores políticos y económicos tendrán que aprender a minimizar riesgos, protegiendo los eslabones más críticos de la producción industrial para evitar desabastecimientos masivos de productos básicos, materias primas y suministros. Solo así será posible restaurar la confianza cuando surjan situaciones problemáticas.
También podemos avizorar el auge de la tentación nacionalista, que no es nueva en la historia, dado que se demostró en el siglo XIX y XX que es un sistema adecuado en tiempos de riesgo, pues permite un control rigido de la sociedad, pero veamos, no solo es ese el fin de la propuesta.
El nacionalismo es una ideología basada en la postura de que cada nación debe ser autosuficiente, económica, cultural y tecnológicamente, es una forma de pensar que defiende una nación o una región por encima de todo, incluso por encima de las personas. El nacionalismo estatista y economicista en este aspecto buscará relocalizar empresas y tejido industrial, interviniendo sectores estratégicos e imponiendo controles migratorios más estrictos y barreras aduaneras y arancelarias a las importaciones, encareciendo el tráfico internacional y dificultando la competencia de empresas extranjeras.
Ello presentará también distorsión en la oferta de bienes y servicios sumado a los problemas en los procesos de innovación científica, que hoy se hace un requerimiento de urgencia, pues la ciencia avanza de manera global, a pesar de ello, algunos gobiernos están emprendiendo nacionalizaciones temporales de facto de grandes sectores de sus economías para evitar el colapso a través de los cierres necesarios para aplanar la curva de infección de la pandemia actual.
El nacionalismo se empieza a reinventar y el debate sobre la propiedad estatal frente a la privada se está desarrollando cada vez más en los países desarrollados que habían defendido la privatización en las décadas anteriores. Francia anunció que está lista para nacionalizar las corporaciones si es necesario, mientras que el Reino Unido ha nacionalizado temporalmente sus ferrocarriles.
Las economías emergentes también están recurriendo una vez más a la nacionalización a medida que los países de América Latina y el sudeste asiático consideran la idea de nacionalizar los recursos naturales y otras industrias como el caso de Brasil y Bolivia.
En este sentido cómo afectarán estos cambios en el desarrollo y el retorno a la libertad y actividad productiva en los tiempos venideros, cómo afectará en lo social, es un tema a analizar y si es el caso aceptar como el nuevo orden económico social.
INFLUENCIA EN EL CORTO PLAZO
- El fenómeno del nacionalismo económico expuesto será aprovechado por muchos grupos nacionalistas, populistas, detractores de la globalización y de quienes por razones xenofóbicas se oponen a los flujos migratorios.
- Generación del debate sobre el abastecimiento de productos de primera necesidad, medicinas, alimentos, combustible ¿Deberemos tener industrias nacionales que logren abastecer completamente el mercado en esto?
No podemos esperar que una vez esto se acabe todo vuelva a su normalidad. La normalidad que conocimos no regresará es tiempo de cambio.
