En las próximas elecciones generales en Perú, una cuestión clave para la transparencia democrática se pone sobre la mesa: la necesidad de que los grupos políticos alineados con las ideas y el legado de Alberto Fujimori se presenten unidos y de forma clara ante el electorado. Durante estos últimos años, estos grupos han mantenido una presencia significativa en el Congreso y han logrado influir en las decisiones del Ejecutivo. Sin embargo, la falta de honestidad con la que se presentan ante los votantes es una estrategia que debería ser revisada. En lugar de mostrarse como independientes, para luego formar una mayoría fujimorista en el Congreso, sería más justo que se unan en una coalición abierta y en un gesto mínimo de transparencia se presenten como tales.
El legado de Fujimori es innegable en la política peruana. Desde las reformas económicas de los años 90 y el combate al terrorismo, el expresidente marcó un antes y un después. Sin embargo, su gobierno también estuvo rodeado de controversias, desde violaciones a los derechos humanos , los casos de corrupción escandalosos y el copamiento de las instituciones con un tinte mafioso, así como el manejo de los medios de comunicación. Hoy en día, pese a esas sombras, un sector del electorado cada me menor aun sigue creyendo en los logros d e ese gobierno y varios partidos políticos han hecho suya esa herencia, aunque muchas veces lo hacen de manera encubierta, por no decir vergonzosa.
La reciente muerte de Alberto Fujimori ha reavivado sentimientos de nostalgia entre quienes apoyan sus políticas. Aprovechando este clima, los partidos que de manera oculta o abierta se identifican con su legado tienen una oportunidad única para sincerarse y formar una coalición que se presente ante el electorado sin disfraces y sin vergüenza.
Hoy en día, Fuerza Popular, Renovación Popular, Alianza para el Progreso y Avanza País son los partidos que, aunque se presentan como opciones independientes, terminan unificándose en el Congreso. Juntos han logrado dominar decisiones cruciales y controlar el Ejecutivo, especialmente en momentos de crisis política. El problema radica en que estos partidos, que comparten la misma línea ideológica fujimorista, engañan al electorado al competir como fuerzas separadas. Una vez en el poder legislativo, forman mayorías con las que el pueblo peruano no contó al votar.
Dado que estos partidos comparten una visión política similar y están unidos en su nostalgia por Fujimori, sería más honesto y transparente que se unan en una coalición abierta desde el inicio del proceso electoral. Una coalición fujimorista declarada sería una alternativa más respetuosa con la democracia, permitiendo a los votantes elegir conscientemente, sabiendo quiénes apoyan realmente el legado de Fujimori.
Un escenario en el que los partidos fujimoristas se unan de manera clara beneficiaría al país en varios aspectos:
- Transparencia: Los votantes tendrían una visión honesta de las verdaderas alianzas que se forman en el Congreso, evitando sorpresas posteriores.
- Fortalecimiento del debate político: Al presentarse de manera abierta y defender sus posturas de forma clara, el debate político se enriquecería, ya que la coalición fujimorista podría exponer sus ideas y enfrentar a sus opositores de forma directa.
- Confianza ciudadana: La transparencia en las coaliciones permitiría que los ciudadanos tengan más confianza en el proceso electoral y en la representatividad de sus líderes.
En lugar de recurrir a tácticas engañosas, los grupos fujimoristas deberían presentarse de manera unida y transparente en las próximas elecciones. Esta coalición permitiría al electorado tener una opción clara y sincera, promoviendo una democracia más sólida y honesta. Al final, la política basada en el engaño termina por erosionar la confianza en el sistema, y es deber de los actores políticos ser claros sobre quiénes son y qué representan, esperamos que tengan la valentía de hacerlo.
