Pedro Castillo acaba dio un golpe que no era defendible. El Congreso mafioso y golpista ha cosechado los vientos para las tempestades, pero ala decisión de Castillo no se justifica por ello. Se pueden decir ambas cosas porque no se excluyen. Pedro Castillo prefirió responder antes de que la vacancia se vote en el Congreso. Una vacancia que iba a ganar el Presidente y que lo hubiera fortalecido en ese empate que le permitía sostener una ofensiva. Ha quebrado el empate y encima le ha regalado a la oposición decir una mentira: que tenían los votos para vacarlo. No los tenían. Nunca los tuvieron.
A estas horas, la situación ha cambiado y a diferencia de quienes creen que los análisis son para confirmar ideas preconcebidas, es importante que los análisis sigan los hilos de lo que pasa en gerundio y muy en gerundio en un país en crisis como el Perú. Castillo equivoca el camino y le entrega a la oposición golpista una mano salvavidas. Una barca salvavidas. A una oposición que no solo no la merece, sino que puede salir fortalecida de este contexto.
Es verdad que el cierre de Congreso es una medida popular. Es verdad que hay mucha gente que celebra y que defenderán a ese congreso solo los poderes, pero no las mayorías. Hay ya convocadas movilizaciones para hoy en agradecimiento a la medida. Sin embargo, que una medida sea popular no la hace ni ideal ni legal. A diferencia del 92, el Concreso actual goza de mucha menor legitimidad y este es su gran problema para responder a lo ocurrido. Pero la decisión de Castillo no es positiva, no es legal y no es defendible en ningún caso. No es tampoco, como he leído por ahí, la única vía posible.
Ahora bien, oír a Montoya, a Cueto, a Yarrow llorar y defender “la democracia” es algo que no merecemos y una trampa en la que no podemos caer. Se puede denunciar el golpe y denunciar al otro golpismo congresal que ha sido la verdadera dictadura desde julio hasta hoy. Un año y medio en que han tratado al país como si fueran sus dueños sin dejar ni un día de desplegar sus acciones golpista. Un golpista no hace menos golpista a otro. No olvidemos lo que este Congreso y sus integrantes significan.
Castillo ha hecho algo adicional, ha hablado por fin tras mucho tiempo de Asamblea Constituyente. Y esto que algunos obviarán hoy no es menor. No es menor porque claramente está apelando tácticamente a dos cuestiones que gozan de respaldos fuera de los espacios de poder: uno es el cierre del congreso, el otro es la nueva Constitución. Con ello busca cuidarse las espaldas y sostener apoyo popular ahora que ha decidido dejar la senda democrática.
Las tempestades cosechadas las pagaremos todos y todas en este periodo difícil que acaba de abrirse. La escalada de la crisis continuará con mayor velocidad y tocará estar alertas y cuidadas la democracia y el estado de derecho. Los y las demócratas deberemos cuidar la democracia desde coordenadas complejas. Rechazando la medida del Presidente y rechazando también la utilización que harán de ella los Congresistas golpistas y los poderes que nunca han querido democracia, sino solo SU democracia. Aquella en la que ellos gobiernan y los demás aceptamos. Aquella donde un color de piel, una lengua y nacer en una Lima significa tener voz y si no, ser invisible. Lo decíamos ayer: no hemos vivido nunca en no-crisis. Hoy se agudiza lo que lleva mucho tiempo vivo. Defender la democracia es más que nunca defender la transformación a la que Castillo renunció y que los centros del poder han detenido con todas sus armas.
