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Investigadores chinos han anunciado que lograron desarrollar un sistema de inteligencia artificial que puede enseñar a drones de combate a ganar ‘peleas de perros’ (‘dogfights’ o combates aéreos cerrados cercanos, según la terminología militar) miles de veces más rápido que la tecnología estadounidense análoga, informa South China Morning Post.
La mayor velocidad de procesamiento de datos podría ayudar a las aeronaves no tripuladas a identificar “maniobras de evasión” por parte de los pilotos, reducir la carga de trabajo del chip de computadora de a bordo y superar a los oponentes en combates aéreos, revela un estudio del Centro de Investigación y Desarrollo de Aerodinámica de China en Mianyang, en la provincia de Sichuan.
Tal como se hizo en una competencia de combate aéreo similar llevada a cabo en Estados Unidos en 2020 entre sistemas de inteligencia artificial de aprendizaje profundo y pilotos de cazas F-16 (en las que un experimentado piloto perdió cinco combates aéreos seguidos contra un nuevo algoritmo de inteligencia artificial), el sistema chino fue sometido a pruebas en simulaciones de un combate aéreo entre un dron y un avión de combate.
Al igual que durante el experimento estadounidense de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de EE.UU. (DARPA), el nuevo algoritmo chino fue capaz de reaccionar más rápido que el piloto humano. Pero a diferencia del programa estadounidense que requirió para el aprendizaje de 4.000 millones de combates simulados, el sistema chino requirió solo 800.000 simulaciones para ganar la mayoría de sus encuentros.
Según Huang Jiangtao, autor principal del estudio, el enfoque tradicional del aprendizaje automático es ineficiente, y los buenos resultados se lograron mediante un sistema de inteligencia artificial que selecciona únicamente los mejores resultados para la siguiente ronda.
El informe indica que la defensa aérea actual del país asiático es vulnerable a los drones estadounidenses que utilizan tecnología furtiva de próxima generación, lo que podría paralizar los sistemas de comando centralizados del Ejército chino.
En respuesta, el Ejército Popular de Liberación comenzó a descentralizar algunas de sus fuerzas de combate y a garantizar la flexibilidad frente a un posible ataque de EE.UU.