Más problemas para Google. Después de que un juez de EEUU acusara la semana pasada al buscador de haber creado un monopolio y de que se supiera que el Gobierno de Washington está estudiando además la posibilidad de obligar a la compañía a dividirse, otro tribunal norteamericano admite ahora una demanda contra la compañía por recoger datos en Chrome sin permiso.
Un grupo de usuarios había presentado una demanda contra Google, pero en diciembre de 2022 el tribunal de distrito Oakland (California) la desestimó al considerar demostrado que habían dado su consentimiento para la recopilación de los datos. Fue entonces cuando los demandantes presentaron un recurso de alzada ante el Tribunal de Apelaciones de San Francisco, que ha decidido ahora reabrir el caso. Los demandantes habían alegado que el buscador “hace que Chrome, intencionada e ilegalmente, registre y envíe información personal de su usuarios, independientemente de si estos eligen sincronizar o incluso tener una cuenta de Google”.
El navegador guarda, entre otros datos, contraseñas, páginas y pestañas abiertas, de tal modo que el usuario pueda usarlo en otros dispositivos. El problema, según la demanda, es que lo hacer sin haber recabado previamente un consentimiento explícito e informado. Google ha alegado que los demandantes dieron su consentimiento cuando aceptaron su política de privacidad, a la que se hace referencia en el aviso de privacidad de Chrome, que trata sobre los “modos de inicio de sesión y sincronización” del navegador, pero el Tribunal de Apelaciones considera que no es así. “Google no puede demostrar que los demandantes dieron su consentimiento expreso a la recopilación de datos”, se asegura en el sentencia por la que se reabre el caso.
El proceso abierto ahora se suma al iniciado también contra Google por haber pagado supuestamente 26.000 millones de dólares tan solo el año pasado para que su buscador apareciera en los móviles y dispositivos de grandes firmas como el iPhone y Safari (Apple), Samsung o Firefox (Mozilla). “Después de haber considerado y sopesado cuidadosamente el testimonio y las pruebas de los testigos, el tribunal llega a la siguiente conclusión: Google es un monopolista y ha actuado como tal para mantener su monopolio”, aseguraba el juez en la sentencia. Se trata de uno de los mayores éxitos en los últimos años alcanzado por el Departamento de Justicia norteamericano, que mantiene numerosas querellas contra las grandes tecnológicas de EEUU por prácticas monopolísticas. El Gobierno federal, de hecho, se plantea ahora la posibilidad de obligar a la compañía a dividirse.